Entre dos fuegos

Ángel Martínez Colina es santanderino, pero ese día se encontraba en Reinosa de casualidad, como se captan a veces las mejores fotografías de periodismo. Tenía con Diario 16 un contrato como colaborador.Se cruzó en los pasillos con un redactor que se disponía a viajar hasta Reinosa para cubrir el secuestro de un directivo de Forjas por un grupo de trabajadores de la empresa que temían perder su empleo. Solicitó acompañarle, pero le dijeron que no haría falta. "¿Puedo irme por mi cuenta?", preguntó.

Le dijeron que sí, y a las cinco de la mañana ya se encontraba en Reinosa, apostado entre un grupo de trabajadores airados y fuerzas de la Guardia Civil sitiadas y en re tirada. Estaba él solo, jugándose la vida con dos cámaras al cuello, una con carrete de color y otra de blanco y negro. Obreros y guardias civiles disparaban sus torpedos; él, sus cámaras. Entre el fuego cruzado hubo un momento en que apenas podía ver; dio unos pasos hacia delante y disparó la foto.

Rápidamente localizó su coche y, con la luna delantera hecha añicos, puso marcha hacia Madrid para dar la foto en primera. Se la compraron por 70.000 pesetas. Y le hicieron fijo. Ángel se presentó al premio porque su hijo Johan, de 10 años, leyó la convocatoria en EL PAÍS y le animó a presentarse. Ahora trabaja en la revista Panorama, le entusiasman las fotos de acción y brinda el premio a todos los fotógrafos que trabajan por libre.