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Las crisis de Gobierno en Italia traen buena suerte a Licio Gelli

Juan Arias

A Licio Gelli, ex maestro venerable de la logia secreta Propaganda Dos (P-2), le traen suerte las crisis de Gobierno. Cuando se escapó de la cárcel de Ginebra era el día en que Bettino Craxi formaba su primer Gobierno. Y ahora ha conseguido la libertad provisional en el momento mismo en que Ciriaco de Mita anunciaba que había llegado a un acuerdo definitivo con socialistas, republicanos, socialdemócratas, liberales y, por supuesto, democristianos para crear el primer Gobierno de su carrera política.

Y la concesión de dicha libertad a Gelli le llegó con tal rapidez por "motivos de salud", que tanto él como sus abogados se enteraron de la noticia por un telediario.Y si la víspera parecía moribundo, en cuanto salió de la cárcel reía, bromeaba y respiraba salud por todos sus poros Estaba tan contento, que sus primeras palabras fueron: "Me dan ganas de hacer como el Papa, es decir, besar la tierra a la puerta de la cárcel".

'Cerebro' de un atentado

Curiosamente, en el mismo telediario en el que se comunicaba que Licio Gelli había dejado la supercárcel de Parma, se dio la noticia de que en la sala de justicia de Bolonia, el fiscal Libero Mancuso acusó a Gelli de haber sido "el principal cerebro" del terrible atentado de la matanza de la estación de Bolonia, donde el 2 de agosto de 1980 una bomba fascista causó 85 muertos y 200 heridos. Gelli salió de la super cárcel de Parma -donde en 50 días el Estado, sólo para protegerle, ha gastado 50 millones de pesetas- en un flamante Jaguar, cuyo precio fue calculado en ocho millones de pesetas.Los periodistas que lo esperaban no pudieron seguirle en su fuga legal hacia la libertad. En vez de declaraciones, sólo les dejó una nube de polvo y humo tras haber arrancado con el Jaguar a todo gas. Se limitó a decirles, al bajar el cristal automático del coche, que dentro de unos días, "cuando haya descansado", dará una conferencia de prensa.

Primero se decía que era urgentísimo operarle del corazón; ahora parece ser que dicha operación será aplazada.

Hasta ahora, Gelli se había negado a hablar ante los jueces, al considerarse "una víctima del Estado". Ahora ha prometido hablar. Pero del gran Gelli, el terror de tantos políticos y financieros, el gran monstruo de los últimos años, a quien se le han atribuido todos los mayores horrores de este país, ya nadie tiene miedo. Quería sólo la libertad. Ahora que está feliz como unas pascuas, con mucha probabilidad se morirá con todos los esqueletos almacenados en tantos años de intrigas y delitos nunca desenmascarados completamente.

Se había hablado de un gran viejo que habría podido mover los hilos ocultos de las tramas de Gelli. Viejo hoy es sólo él, con casi 70 años, abandonado por todos. Una presencia siempre incómoda, pero que por eso todos prefieren, mientras siga presente en Italia, hacerla lo menos dura posible. Así, probablemente hablará lo menos posible. Y todos tan contentos.

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