Los secuestradores del avión kuwaití reiteran sus amenazas tras aterrizar en Larnaca
El Boeing 747 de la Kuwait Airways secuestrado el pasado martes y desviado a Irán aterrizó anoche en Larnaca (Chipre) tras ser rechazado por el aeropuerto de Damasco y después de tres horas durante las cuales la nave intentó en vano aterrizar en Beirut. El piloto llegó a amenazar con estrellar el aparato contra el mar ante la negativa de las autoridades aéreas a permitir que tomara tierra en el aeropuerto internacional de Beirut (AIB), bajo control sirio. A bordo quedan 55 personas, incluido un número aún indeterminado de secuestradores.
Una vez en el aeropuerto chipriota, donde fueron autorizados a aterrizar por "razones humanitarias" los piratas aéreos leyeron un comunicado en el que reiteraron sus exigencias que, de no ser cumplidas, entrañarían un "grave peligro" para los pasajeros y la tripulación. El texto se iniciaba con la lectura de un versículo del Corán para, a continuación, recordar a las autoridades de Kuwait la necesidad de que "liberen inmediatamente" a 17 terroristas encarcelados en ese país por varios atentados cometidos en diciembre de 1983.Mientras las autoridades chipriotas autorizaban que se rellenara el tanque del avión a sólo un cuarto de su capacidad, una delegación negociadora kuwaití se dirigía esta madrugada a Larnaca para tratar de poner fin a la crisis.
El aparato abandonó en la tarde de ayer el aeropuerto iraní de Mashad, donde permanecía bloqueado. Ante la negativa de las autoridades del aeropuerto de Beirut, bajo control sirio, a permitir el aterrizaje de la nave -con una autonomía de vuelo de 10 horas- el piloto amenazaba a las 19.00 horas (las 17.00 hora peninsular española) con estrellar el aparato contra el mar, en tanto que fuentes israelíes aseguraban que Damasco estaba dispuesto a acoger el avión.
"Tengan piedad de nosotros, se lo suplicamos, déjennos aterrizar", era el llamamiento dramático efectuado simultáneamente por tres rehenes del avión cuando intentaba aterrizar en Beirut. "El carburante de Líbano está contaminado. aléjense". respondió la torre de control del AIB. El aparato se encontraba a 21.000 pies (unos 7.000 metros) de altitud e intentó una segunda conexión con el aeropuerto beirutí.
Sin carburante
Cinco minutos más tarde, el Boeing, que seguía sobrevolando Beirut, volvió a pedir autorización para posarse en alguna de las pistas, que se hallaban bloqueadas con ambulancias y coches de bomberos desde que a las 15.45 fuera cerrado al tráfico aéreo. La advertencia de que disponían de "poco carburante" no varió la respuesta de la torre: "No es posible". Un secuestrador pidió entonces entrar en con tacto con los ministros libaneses de Interior, Abdala Racy, y de Obras Públicas, Walid Yumblat. Ninguno de ellos se manifestó dispuesto a conversar con los piratas del aire. La policía libanesa procedía a cortar la autopista que une la capital con el aeropuerto.
El aeropuerto internacional Paphos, en Larnaca (Chipre), también había sido cerrado al tráfico en previsión de un eventual aterrizaje. De hecho, antes de dirigirse a Beirut, el aparato efectuó una maniobra de aproximación al aeropuerto chipriota.
Siete horas más tarde de que comenzara el vuelo en Irán, el comandante del Boeing repetía por enésima vez que el avión estaba "corto de carburante". "Sus reservas le permiten alcanzar Damasco", respondió en esa ocasión la torre de control. El pilotó solicitó entonces instrucciones sobre el corredor aereo que debía tomar. Antes de abandonar el espacio aereo libanés cuando sobrevolaba Cheka (68 kilómetros al norte de Beirut), el comandante entró de nuevo en contacto con el AIB: "Damasco se niega a recibimos". El controlador beirutí le aconsejó que lo intentara de nuevo.
Una nueva negativa de Damasco movió a las autoridades chipriotas a autorizar el aterrizaje del Boeing para evitar una catástrofe.
La salida del aparato de Mashad, estuvo precedida de una serie de incidentes que hicieron temer por la vida de los rehenes. Hasta ese momento, se había permitido abandonar la nave, en tres tandas, a 57 personas, pero aún quedan a bordo una cincuentena. 30 de los rehenes son kuwaitíes, entre ellos, tres miembros de la familia real del Emirato que han sido especialmente amenazados por los secuestradores. Kuwait se opuso a un asalto del avión por la autoridades iraníes, según fuentes sirias.
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