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La huida de miles de rumanos a Hungría crea graves problemas al régimen de Budapest

La gran afluencia de refugiados rumanos que huyen del régimen del presidente Nicolae Ceaucescu está creando graves problemas materiales y políticos a las autoridades húngaras. Miles de rumanos que salen legal o ilegalmente de Rumanía deciden en los últimos meses quedarse en Hungría.

El Gobierno de Budapest se halla en una difícil situación. Aunque ningún aliado en el Pacto de Varsovia muestra ya comprensión alguna hacia la política de Ceaucescu, la práctica ruptura del diálogo entre Budapest y Bucarest es un grave problema de la alianza de las países socialistas. Sin embargo, el régimen húngaro parece considerarse ya incapaz de soslayar por fraternidad socialista la grave situación de la minoría húngara en Transilvania, con dos millones de miembros, la más numerosa de Europa.Uno de cada tres húngaros tiene familiares en Transilvania. Bajo la presión de la opinión pública que de este hecho se deriva, Gobierno y partido comunista húngaros han levantado la censura sobre este problema. La Prensa y los intelectuales vierten abiertamente ataques contra Ceaucescu y en Budapest se celebran sin problemas con la autoridad reuniones sobre el problema de las minorías que invariablemente concluyen en mítines antiBucarest.

La URSS ha frenado hasta ahora los intentos de Budapest de condenar la política de minorías rumana en la Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa (CSCE) en Viena, con la promesa de que Moscú intervendría en Bucarest para paliar la asimilación forzosa y la represión cultural y política. Sin embargo, un año después de la visita de Mijail Gorbachov a Rumanía, se ha impuesto la impresión de que Moscú no tiene influencia alguna sobre Ceaucescu en este terreno. Bajo la presión de su opinión pública, las autoridades húngaras han descartado ya toda posibilidad de repatriar a los refugiados y están adoptando medidas concretas para afrontar un continuo flujo de inmigrantes que su economía difícilmente puede asimilar.

La continua represión de la minoría húngara en la región rumana de Transilvania y las miserables condiciones de vida reinantes bajo el régimen de Ceaucescu, han provocado una auténtica oleada de refugiados en Hungría. Es éste un fenómeno sin precedentes en un país socialista en la posguerra y supone una nueva escalada de la tensión en las relaciones entre estos dos países.

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Budapest ha decidido conceder asilo político a miles de ciudadanos rumanos -en su mayoría miembros de la minoría húngara en Rumanía-, ha creado un fondo especial para refugiados y ha llamado a la población a hacer donaciones de dinero y ropa, así como a conceder alojamiento provisional a los exiliados. Además, ha pedido al Alto Comisariado para Refugiados de las Naciones Unidas que abra una oficína en Budapest para coordinar una ayuda internacional que, a la vista de la difícil situación económica húngara, se hará necesaria. Nadie cuenta con que la situación en Rumanía mejore siquiera a medio plazo ni con un cambio de la política de Ceaucescu hacia las minorías en Rumanía.Según fuentes oficiales, desde primeros de enero de este año han llegado a Hungría más de 6.500 refugiados procedentes de Rumanía. No son sólo miembros de la minoría húngar a de Transilvania, sino también rumanos y miembros de la comunidad alemana. Desde el pasado verano, la cifra de "extranjeros que piden residencia en Hungría", eufemismo con el que Budapest denomina a, los refugiados, se acerca a 20.000.

En Budapest como en las principales ciudades del sureste de Hungría cercanas a la frontera rumana, Szeged y Debrecen, las iglesias y el Estado han adoptado medidas extraordinarias para hacer frente a las necesidades más perentorias de los recién llegados. En las iglesias se reparte ropas y calzado. Decenas de familias húngaras ofrecen alojamiento temporal a los huidos. Los coordinadores de esta acción califican de muy solidaria la actitud de los húngaros, pero temen que de no frenarse pronto la afluencia de inmigrantes, puedan surgir tensiones. Los refugiados rumanos son maestros, médicos, obreros, soldados o campesinos y aceptan cualquier trabajo, por muy mal pagado que esté, con tal de poder quedarse en Hungría.

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