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Esa campana desafina

El Escorial estrenará un gran carillón de 35 toneladas y cuatro octavas

Un do desafinado de 1.600 kilos abandonó el monasterio de El Escorial hace un mes en compañía de tres hermanas menores. Su destino fue Asten (Holanda), donde Andreé Lehr hace honor a sus antepasados flamencos y trabaja para devolverle su tono original de 1673. En septiembre formará parte de un nuevo carillón de 47 campanas, 4 octavas y 35 toneladas que sonará en la sierra madrileña. Su coste, 16 millones de pesetas, corre por cuenta del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid.

Los tañidos de la campana de El Fabordón, la más grande del monasterio, con 3.000 kilos de bronce, serán un canto de sirena en comparación con las 26 melodías que interpretará automáticamente el nuevo carillón. El insólito instrumento musical se podrá tocar también con las manos y los pies gracias a un teclado que hay que activar a puñetazo limpio.El diapasón de¡ carillón es el impresionante do de 1,30 metros de altura y 1,40 de diámetro, que abandonó a duras penas su aposento después de más de tres siglos haciendo compañía a las piedras. Una semana llevó el emplazamiento de los tornos que ayudaron a bajar la campana, y otra semana más, prepararla para un descenso de 50 metros. La fatalidad del año bisiesto quiso que el 29 de febrero se averiara la grúa que iba a transportar las cuatro campanas hasta el camión.

La excursión pisó tierras flamencas a principios de marzo. Andreé Lehr trabaja yapara darle al do las vibraciones que en 1673 logró el maestro Melchor de Haze. El primer paso es devolver a la campana todos sus elementos originales; después se rectifica el diámetro y el espesor del bronce hasta dar con el sonido redondo. Afinado el do, las características de las campanas para que re produzcan la escala musical son halladas por un procedimiento electrónico.

De incendio a incendio

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El nuevo carillón supera en 11 campanas a su padre de 1673, que fue destruido en un incendio allá por 1820. Pedro Martín Gómez, arquitecto técnico que ha coordinado el proyecto, recuerda que un fuego destruyó también el carillón original de 1671. "Las cuatro campanas que se han llevado a Holanda formaban parte del carillón de 1673", señala.

Martín trabajó durante 25 años como aparejador del monasterio para el Patrimonio Nacional. Durante dos años estudió la legendaria historia de los cariñones y contactó con Andreé Lehr. "En Holanda existe una gran tradición, por lo que era preferible encargarlo allí, pese a que en España hay muy buenos campaneros".

El carillón se quedó congelado hasta finales del pasado año. Todo se fraguó en una conversación del arquitecto, Antonio Fernández Alba, conocedor del proyecto, y Pilar Yzaguirre, directora del Festival de Otoño de la Comunidad.

La idea cuajó, y el Gobierno regional se comprometió a aportar los 16 millones de pesetas de la operación. El carillón será inaugurado el 24 de septiembre, dentro de los actos del bicentenario de Carlos III y del quinto aniversario del Festival de Otoño. La Comunidad cederá el carillón al Patrimonio Nacional, que pagará sólo el acondicionamiento del campanario. Hasta la campana más pequeña (600 kilos) llevará una inscripción dedicada a la reina Sofía.

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