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Lauren Bacall: "No soy un modelo ni quiero ser un mito"

La actriz acaba de terminar tres películas y asegura que busca trabajo

"Ser actriz ha sido gratificante para mí, porque cuando las cosas van bien, es una profesión maravillosa, con todo tipo de compensaciones, pero también es a veces una profesión muy frustrante, porque uno tiene que probarse a sí mismo constantemente; uno nunca puede relajarse; de alguna manera, siempre tienes que mostrar un rostro determinado, es como si estuvieras haciendo siempre audiciones para un nuevo papel" dijo ayer a este diario la actriz norteamericana Lauren Bacall, que ha estado por vez primera en Barcelona para intervenir en el espacio de TV-3 Angel Casas show. Lauren Bacall declaró que no es consciente de haber sido un mito para hombres y mujeres de varias generaciones. "No soy un modelo ni quiero ser un mito", afirmó.

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"Sí, es la primera vez que estoy en Barcelona y la ciudad me ha gustado mucho; estoy ansiosa por ver la Fundación Miró, porque admiro muchísimo la pintura de Miró, y también el Museo Picasso; ya estuve viendo los edificios de Gaudí, que hasta ahora sólo conocía por fotografías, y todos me parecen notables, aunque el más impresionante es la iglesia [la Sagrada Familia]. Pero Barcelona me ha gustado por más que eso; es una ciudad amplia, con muchos bulevares y avenidas; todo eso da un sentimiento de amplitud; además, los edificios no son demasiado altos, y en las calles hay mucha luz".Lauren Bacall acaba de rodar tres películas. La última de ellas, realizada en Londres, lleva por titulo Tree of hands (Arbol de manos), y en ella la actriz interpreta, "el papel de una mujer loca, que es lo que soy", dice con voz algo enronquecida, en un tono que oscila entre el sarcasmo y el desafío. "Ahora busco trabajo, pero parece que en mi país hay una huelga de guionistas, porque casi nadie escribe buenos guiones para películas; por ejemplo, a mí me gusta mucho la comedia, pero hay muy pocas comedias buenas. Además, el mundo del cine parece que ya no es para mujeres, sino para hombres. Ya nadie escribe papeles buenos para mujeres; con pocas excepciones, los buenos protagonistas que he visto últimamente eran hombres".

A la pregunta de si es consciente de ser un mito para varias generaciones de hombres y de haber servido de modelo para mujeres de todas las edades, Bacall responde, con una mezcla de incredulidad y sarcasmo: "No soy un modelo ni quiero ser un mito; para mí, lo que es importante es el trabajo, es lo más importante de mi vida, pero ese papel de modelo de que usted habla es algo de lo que jamás he sido consciente".

"Supongo que es muy halagador", añade, "pero no lo siento íntimamente. Es posible que algunas mujeres se hayan sentido identificadas con aspectos de mi vida, pero no es por mi causa. También imagino que siguen conociéndome porque he continuado trabajando, pero eso me parece normal. No comprendo por qué todo el mundo cree que una actriz debe retirarse a cierta edad, aunque siga siendo físicamente capaz de actuar y goce con ello". Acerca de si se siente envidiada por su vida, Lauren Bacall responde con desarmante sencillez: "No me siento envidiada en absoluto y no creo ser envidiable. Sólo tengo una vida, como todo el mundo, y espero que valga la pena vivirla".

La actriz es bastante reacia a hablar de su vida privada y no parece muy satisfecha con las preguntas referidas a su matrimonio con Humphrey Bogart. "No creo que Bogart respondiera a la imagen de duro que se le ha dado. Ni siquiera lo veo duro en las películas; desde luego, en la vida real no lo era; era, eso sí, un hombre de principios, pero me parece que es bueno tener principios, ¿no cree?".

Por lo demás, Bacall, curiosamente cautelosa en su negativa a lo que llama "hablar de política" sale al paso del mito de que ella influyó en las actitudes políticas progresistas que tuvo Bogart al final de su vida. "Eso es una leyenda inventada por un biógrafo poco digno de crédito. La verdad es que Bogart fue demócrata toda su vida, e incluso apoyó a Franklin Roosevelt mucho antes de conocerme, mucho antes de que yo fuera a Hollywood, cuando yo todavía era una niña y estaba en Nueva York, estudiando en la escuela secundaria".

Un tema en el que Lauren Bacall sí se ha mostrado recientemente beligerante es el del coloreado de las películas antiguas en blanco y negro. "Me parece", afirma rotundamente y con un inconfundible fulgor en la mirada, "que las viejas películas en blanco y negro tienen que quedarse en blanco y negro. Fueron creadas para eso y la gente que las hizo las hizo así. Además, tuvieron éxito en blanco y negro. Yo creo que ya es mucha gente la que ha hablado en contra de eso y sé que hace poco algunos actores y directores, como Woody Allen y Jimmy Stewart, hablaron ante el Senado en contra del coloreado. Espero sinceramente que los cineastas unidos lograrán que se promulgue una ley que asegure la protección de sus obras. Por lo demás, ver películas en blanco y negro coloreadas es horrible, es una pesadilla. ¿Le gustaría ver en colores El tesoro de Sierra Madre? ¿Se imagina Cayo Largo en colores? Oh, no; es horrible; ¡no quiero ni pensar en ello!".

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