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Chirac y Barre atacan duramente el discurso en que Mitterrand presentó su candidatura

Lluís Bassets

François Mitterrand se convirtió ayer, tras el anuncio de su candidatura a continuar en la presidencia de la República Francesa, en el blanco de los ataques de los dos candidatos de la derecha, Jacques Chirac y Raymond Barre, mientras los franceses no acaban de sobreponerse a la dureza de sus imputaciones contra el sectarismo de partidos, bandas y facciones -directa alusión a los neogaullistas del RPR (Asamblea para la República)-, y de sus llamamientos a preservar la paz social y civil, que realizó al proclamar su candidatura.

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Contra sí mismo

El presidente de la República y el primer ministro, Jacques Chirac, se encontraron ayer por la mañana en el palacio del Elíseo en un insólito consejo de ministros que reunió por primera vez en la historia a dos candidatos a la presidencia, enfrentados hasta el punto de la la descalificación personal.Jacques Chirac aseguró el martes po la noche que estaba .sorprendido por la violencia y la agresividad del candidato socialista, que no se presenta precisamente como un unificador". El candidato neogaullista aseguró que "el único momento de la historia contemporánea en el que Francia ha estado amenazada por bandas y clanes ha sido con el congreso de Valence del Partido Socialista" y aseguró que no se sentía aludido por las críticas al sectarismo que, por su parte, devolvió cumplidamente a Mitterrand.

Barre, el ignorado

Raymond Barre, prácticamente ignorado por Mitterrand a lo largo de su primera declaración electoral, intentó ayer superar el bache en el que le han hundido los otros dos candidatos al repartir críticas equitativamente, en una declaración leída ayer por la mañana.Barre se mostró escéptico respecto a la capacidad de Mitterrand para convertirse en un presidente de unidad, después de haberlo sido de una fracción. Criticó su concepto de un presidente limitado al consejo y al arbitraje y se mostró especialmente inquieto por la gestión del Estado en la actual etapa, en manos de dos candidatos encarnizadamente enfrentados.

El mensaje político de Mitterrand tiene muchos puntos en común con el de Raymond Barre. Propugna un presidente que supere la escisión entre derecha e izquierda y que garantice que ningun partido convierta el Estado en su predio particular. Quiere también situarse por encima de las menudencias de la política y llega hasta sugerir el clásico dilema catastrofista tan querido por el general De Gaulle: o yo o el caos.

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El candidato de la UDF (Unión para la Democracia Francesa) ha ido destilando acerbas críticas contra Chirac, su rival y socio dentro de la mayoría conservadora, el RPR, pero siempre filtradas por la prudencia. Barre, en ningún momento desea aparecer como el agente de la división de la derecha para no empañar su dificil imagen de candidato de la unidad. Este prejuício, sin embargo, no jugó ningún papel en la estrategia de Mitterrand, que no dudó en pintar un paisaje de la vida política francesa cargado de tintas oscuras ni en señalar desde el primer momento asu único enemigo.

Equivocación

En opinión de la mayoría de los comentaristas, Mitterrand acertó en la elección de los temas y de la estrategia de su campaña, pero se equivocó gravemente en la intensidad de sus declaraciones. Al presidente se le fue la mano, al intentar justificar las "circunstancias excepcionales" que podían haberle aconsejado un nuevo mandato, después de sus reiteradas manifestaciones abogando porun mandato más corto y también por la imposibilidad de repetir mandato, así como de la repetida afirmación de sus intenciones de no presentarse de nuevo.Jacques Chirac pudo asegurar inmediatamente que "no veía guerra civil por ninguna parte", y su ministro del interior, Charles Pasqua, no tardó ni un momento en afirmar que "Chirac había ganado ya las elecciones".

El mes exacto que queda hasta la celebración de la primera vuelta de las elecciones servirá sin duda para que el presidente candidato matice sus afirmaciones o las rodee del halo misterioso dé las expresiones metafóricas o literarias.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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