Contra sí mismo

La campaña electoral francesa empezó a las 20.30 del, martes. Hasta la entrada de François Mitterrand en liza, Francia estaba viviendo otra cosa, sin emoción y sin pasión, pero en cualquier caso nada parecido a una campaña electoral. La llegada de Mitterrand, duro fajador donde los haya en la vida política francesa, ha significado la señal de partida. La Prensa parisiense de ayer por la mañana demuestra la fiebre que ha desatado la declaración presidencial.

Le Quotidien de Paris titula: La agresión. Su director asegura en primera página: "A esto se le llama un impostor". El editorialista de Le Figaro afirma: "Él, que caricaturizó un discurso de De Gaulle inventando la célebre fórmula 'Yo o el caos', no duda en proclamar: 'Yo o la guerra civil". El director de Libératión, en cambio,_ se limita a subrayar que "se esperaba un Mitterrand cauto y se descubre un candidato-turbo", mientras que Le Monde no duda en titular y argumentar Una dramatización forzada.

En cualquier caso, el tedio ha terminado. El viejo luchador, el hombre que se crece ante las dificultades, no ha dudado a la hora de la verdad en entrar en liza como un caballo siciliano. Eligió la entrevista televisiva en directo, con un interrogador difícil y nada dado a complicidades, y salió tocado de la trampa que se tendió a sí mismo. Mitterrand no pudo dominar al combativo perdedor que fue hasta 1981. Necesitaba un obstáculo para franquearlo y lo halló. Fue él mismo.