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El fin del 'statu quo' bancario

Los Argüelles han sido los primeros en solicitar la creación de un nuevo banco

La familia Argüelles, una de las tradicionales de Banesto, ha solicitado al Ministerio de Economía y Hacienda que se le autorice la creación de un nuevo banco, cuyo nombre será Banco Alcalá, iniciando de esta forma un proceso de separación de Banesto y de su grupo industrial, con secuencia de la llegada de Mario Conde y Juan Abelló al segundo banco nacional por depósitos. Aunque la promotora del nuevo banco es la familia Argüelles, habrá otros accionistas.

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Jaime Argüelles, en la actulidad presidente de la compañía de seguros La Unión y el Fénix, será el presidente del nuevo banco, mientras que el consejero delegado será otro accionista procedente de Banesto. Jacobo Argüelles, hijo de Jaime y consejero de Banesto, no formará parte, al menos de momento, ni de la línea ejecutiva de la entidad ni de su consejo de administracción.Los promotores de Banco Alcalá han presentado en el Banco de España la documentación necesaria para solicitar que el Ministerio de Economía y Hacienda autorice la creación de un nuevo banco y han depositado ya la cantidad de dinero exigida legalmente. El nuevo banco contará con un capital de 1.500 millones de pesetas, repartido a partes iguales entre capital y reservas, que es la cantidad mínima exigida por las autoridades económicas, aunque los promotores confían en llegar, en el caso de que se autorice, a unos recursos de 1.000 millones de pesetas.

La participación accionarial de la familia Argüelles, para el supuesto de unos recursos propios de 1.500 millones de pesetas, será del 70% -equivalentes a un desembolso de untos 1.000 millones de pesetas-, que se reducirá en la medida en que al final se acerquen a los 2.000 millones de pesetas. El consejero delegado, antiguo alto empleado de Banesto, participa con el 1.2,5% del capital. El resto será desembolsado por varios accionistas, que tendrán participaciones mucho menos importantes. José María López de Letona no forma parte del grupo de promotores.

La decisión de la familia Argüelles de empezar a cerrar sus tradicionales relaciones con Banesto es consecuencia de la entrada en ese grupo de Mario Conde y Juan Abelló, lo que les obligó, según fuentes cercanas, "a empezar a pensar dónde colocar de nuevo sus fondos, que hasta ahora habían estado situados en el grupo Banesto, que representaban una cantidad no muy inferior a la representada por los nuevos responsables de Banesto". Hasta el nombramiento de Mario Conde como presidente, Jaime Argüelles era vicepresidente de Banesto y presidente de La Unión y el Fénix. Su hijo Jacobo era director general del banco y mano derecha del entonces vicepresidente y consejero delegado del banco, José María López de Letona. Los cambios introducidos en Banesto a partir de ese momento supusieron la salida de Jaime Argüelles del consejo de administración, a quien sustituyó Jacobo como consejero y el apartamiento de éste de la función ejecutiva que tenía hasta entonces. Jaime Argüelles dejará en los próximos meses, casi con toda probabilidad, la presidencia de La Unión y el Fénix.Comprar a Banesto

Los Argüelles trataron de iniciar conversaciones con los nuevos responsables de Banesto para que les vendieran una ficha bancaria no utilizada en la actualidad para poder iniciar un nuevo negocio. La respuesta fue negativa en todos los sentidos, sin llegarse a discutir ni siquiera un hipotético precio de venta. Posteriormente trataron de alcanzar un acuerdo con algún otro grupo de los siete grandes con el objetivo de adquirir no una ficha bancaria vacía sino un banco de tamaño pequeño en funcionamiento, pero las condiciones económicas pedidas -el precio final era el que figura en libros más unos 700 millones de pesetas adicionales en concepto de adquisición de la ficha- les hizo desistir de utilizar esta vía.

Los contactos con el Banco de España, y la disposición de las autoridades económicas a autorizar la creación de bancos de nueva creación, después de 10 años de no haber autorizado ninguno, ha permitido presentar la solicitud, junto con el depósito de 37,5 millones de pesetas exigidos. Las autoridades tienen seis meses de plazo para contestar, aunque se espera en medios financieros que no se agote ese plazo y que la respuesta positiva sea mucho más cercana. Banco Alcalá, por vocación y también por las limitaciones legales y de convicción, no será, al menos inicialmente, un banco comercial, sino que se dedicará a hacer "banca de negocios", aunque no en su totalidad.

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