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El oblicuo humor de García Sánchez

El director ha finalizado el rodaje de 'Pasodoble'

Pasodoble es para su director, el salmantino José Luis García Sánchez, una película complicadísima de contar, pero hace un esfuerzo y la define: como barroca, realista, amarga y divertida. Con un guión realizado por el propio director y Rafael Azcona, Pasodoble narra la ocupación de un museo, y, para ello, García Sánchez recurre una vez más a su disparatado y genuino humor, un humor que él define como español, "y por tanto, presenta la oblicuidad como característica fundamental".

García Sánchez comprendió que nunca podría ser abogado ni sociólogo, estudios que en un principio realizó, y se matriculó en la Escuela de Cinematografía de Madrid. Desde entonces no sólo ha ejercido funciones de director cinematográfico, sino también de autor de literatura infantil y juvenil, labor en la que ya ha publicado más de 60 títulos. Además ha colaborado en numerosos guiones de cine y televisión, y en el terreno teatral destaca la dirección realizada en 1981 de El beso de la mujer araña, de Manuel Puig. Entre los premios recibidos por su labor cinematográfica destaca la concesión del Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín en 1977 por su película Las truchas.A pesar de su clara tendencia por el humor, al que vuelve una vez más en Pasodoble, García Sánchez piensa que este género presenta inconvenientes: "Erróneamente se considera un género menor. Y sin embargo, la risa es muy destructiva y corrosiva, y no hay que menospreciarla. Nunca se puede temer a algo de lo que uno se ríe". Sus películas son habitualmente claros ejemplos de un cine testimonial teñido de un desternillante y corrosivo humor negro.

En Pasodoble, donde también ejerce su amor por la carcajada teñida de acritud, el director se pregunta por qué será una cosa tan triste el pasodoble, y seguramente: detrás de esta reflexión también se encuentra su afición por la ironía. Y es que García Sánchez, es un Ramón de final de siglo, espejo contemporáneo de aquellos que fueron Valle-Inclán y Gómez de la Serna. Como el primero, siente un profundo amor por los seres deformes y esperpénticos; como al segundo, se le desborda la imaginación, desde sus infantiles y miopes ojos, una inagotable máquina de humor disparatado que convierte lo quejumbroso en crónicas disparatadas de lo ibérico.

Otro pasodoble

García Sánchez afirma: "Con el debido respeto, un buen equipo, un presupuesto adecuado y un guión interesante, pretendemos hacer otro tipo de pasodoble, y dedicarlo a Unamuno, Isaac Peral, Federica Montseny, Gutiérrez Mellado o a los hermanos Tonetti. Un pasodoble que, oído en tierra extraña, en vez de lágrimas nos provoque risa".También entre risas se ha llevado a cabo el rodaje de Pasodoble, ya finalizado, donde todos los actores y el equipo afirman sorprenderse con el ingenio y las ocurrencias disparatadas de García Sánchez, quien califica su humor de español e ibérico: "El humor lo produce la falta de libertad y en España tiene sus raíces en la Inquisición. Cuando esa falta de libertad se produce durante años surge una rabia y un lenguaje que nunca es directo, sino oblicuo. Esa oblicuidad es el humor en España".

Pasodoble se centra desde el principio en narrar la ocupación de un museo por un grupo de raritos. "No es más que la historia de unos pobres", comenta García Sánchez, "que no se resignan a no ser felices y de paso contagian la felicidad al resto de la gente".

Para el rodaje se han utilizado palacios cedidos por Renfe y la Caja de Ahorros de Córdoba. "Estas instituciones", comenta García Sánchez, "han entendido que sus museos son ocupables, y han sabido convertir la mojama cultural en algo vivo, que curiosamente es el espíritu de la película".

Con música de Carmelo Bernaola y un reparto encabezado por Fernando Rey, Juan Diego, Caroline Grimm, Cassen, Kiti Manver, Antonio Resines, Miguel Rellán, Antoñita Colomé, Antonio Gamero, Luis Ciges, Juan Luis Galiardo y Eva León. Pasodoble cuenta con un presupuesto de 150 millones de pesetas, que han sido aportados por el Ministerio de Cultura, TVE -como derechos de cuota de pantalla- y la comunidad autónoma de Andalucía. La película ha sido rodada en Córdoba -alrededores de la mezquita, Judería y Medina Azahara- y en Madrid. El director quería que la historia acabase bien, pero no ha podido ser: "Porque es sabido que las historias, en España, siempre acaban mal", añade.

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