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Más timos que estampitas

Cada tres días, una víctima denuncia en comisaría la más conocida muestra de la picaresca española

Ni los policías entienden cómo se sigue produciendo el timo más llevado a las pantallas del cine y de la televisión, el de la estampita, pero la realidad demuestra que en 1987 uno de cada tres días se denunciaba un timo en Madrid o en su periferia. Es el delito perfecto: produce sustanciosas ganancias, no acarrea grandes condenas y la víctima procura no denunciarlo para ocultar que salió esquilada de su intento de estafar a un débil mental.

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En los últimos tiempos, los tontos han diversificado sus engaños y solicitan favores sexuales además de cartillas de ahorro. La excusa es "si no hacemos -una cosa que he visto hacer a mis papás no te doy las estampitas"; y así obtienen el sexo de sus víctimas femeninas, que ofrecen incluso como escenario su propio hogar.El misterio de este tipo de delincuencia roza en ocasiones los límites de lo posible. Un hombre, A. C., timado en la zona de Argüelles el 27 de junio de 1983, regresó al lugar de los hechos para reconocer a quienes le estafaron, y volvió a ser timado por el mismo procedimiento cometido por distintos individuos. Otro viajó hasta Galicia para recoger su cartilla de ahorros y volvió para entregársela al estafador. Este oficio de pícaros está controlado, según la policía, por cinco familias de quinquis emparentadas entre sí que viajan en Mercedes de segunda mano. Aprenden desde niños y, cuando son adultos, lo continúan transmitiendo porque son auténticos profesionales del arte. A veces mantienen el engaño durante días hasta dar con los ahorros de la presa.

Las víctimas son, en un porcentaje que supera el 70%, mujeres con una edad media de 57 años. El prototipo de lirio estafado es una mujer cincuentona, oriunda de un pequeño pueblo, trasplantada a un barrio periférico de Madrid, de profesión sus labores. Sin embargo, la policía cree que se producen más timos en personas de edad que no tienen que justificar la pérdida de sus ahorros y que, por tanto, no lo denuncian. Los estafados suelen adoptar una postura común a su llegada a la comisaría: ocultan cómo les fue arrebatado el dinero y cuentan historias de "cigarros drogados" y "pérdidas del sentido" o "hipnotizadas con un pañuelo o spray". Por ello, cuando se les presentan las fotografías de los fichados, nunca reconocen a su estafador por miedo a que se le detenga y se descubra que han sido víctimas de un timo.

El cajero salvador

Por si fueran pocas las ventajas la policía reconoce que no investiga a tope este tipo de delitos y que las detenciones se producen tan sólo cuando al timonero se le pilla in fraganti. "Normalmente, suelen ser los empleados de banca los que nos avisan cuando descubren que la víctima pide la totalidad del dinero ingresado en su libreta de ahorros de toda una vida y que una misteriosa sombra espera en la puerta", explica el inspector jefe Luis Aguirre.Los delincuentes excitan la codicia ajena preferiblemente en el extrarradio. La mayor parte de los casos ocurre en Leganés Coslada, Torrejón, Getafe, Alcorcón, Parla y Móstoles. Las estaciones de trenes y autobuses son los lugares adonde acuden a ganarse el sueldo aprovechando "la llegada de desarraigados que vienen a la ciudad en busca de una aventura innovadora".

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A pesar de que el timo no es exclusivo de la cultura española, éste parece ser el único país donde el bellaco pasa a ser héroe en la novela picaresca por el ingenio con que comete los delitos. Dentro de las diversas modalidades de timo, existen más de 50: entre ellas, parejas con mono azul y herramientas que desajustan antenas de tejados y cobran como arreglo cuando las vuelven a colocar como estaban. Otros subsisten lanzándose a los coches y fingiendo el atropello y después grandes cojeras y dolores para recibir una indeminación.

Los estudios policiales definen al timador "que se curra la mui (boca)" como individuo materialista, egocéntrico, dinámico, audaz y que, con una "inteligencia práctica, más capaz de combinar que de abstraer", se dirige a una persona que reúne determinados caracteres, como la edad, el vestuario o modales que denoten cierta incultura...

No es un sociólogo perfecto porque se equivoca varias veces, pero sus errores le salen baratos, todo queda en malentendido. La policía considera que algunos de estos individuos presentan rasgos que hacen sospechar la existencia de psicopatías.

El timado -de profesión habitual el desempleo, sus labores o jubilado- sucumbe a la tentación porque el timador despierta a través de la sugestión sus instintos latentes. Lo que nadie duda es que, puesto que intenta aprovecharse de un disminuido, el timado es también un timador en potencia.

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