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El arzobispo Tutu, detenido al frente de una manifestación

El arzobispo anglicano y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu encabezó ayer una desafiante marcha de protesta de un centenar de líderes religiosos ante el Parlamento surafricano en Ciudad del Cabo, provocando un serio conflicto entre el Estado y la Iglesia. Antes de llegar al Parlamento, Tutu y otros 70 clérigos fueron detenidos y permanecieron media hora en comisaría. Tutu y otro líder religioso, Allan Boesak, declararon públicamente que ignorarán la decisión del Gobierno surafricano de prohibir la actividad de 17 grupos políticos antisegregacionistas.

El desafío de los dos líderes religiosos se produce justo antes de las elecciones parciales al Parlamento, en las que se espera que el Partido Conservador aumente su ventaja en votos sobre el gobernante Partido Nacional. En opinión de numerosos analistas políticos, la decisión de prohibir la actividad de los 17 grupos antisegregacionistas es un intento del Gobierno de detener la pérdida de votos que van a parar al Partido Conservador.Tutu y cerca de un centenar de líderes religiosos, entre los que se encontraban el arzobispo católico Steven Naidoo y Allan Boesak, realizaron ayer una acción de protesta en la catedral anglicana de San Jorge, en Ciudad del Cabo. Cuando se dirigían al edificio del Parlamento, situado tan sólo a 400 metros, fueron interceptados por la policía.

Los líderes religiosos portaban un escrito dirigido al presidente Botha, y a los miembros del Parlamento, pidiendo el cese de la prohibición de las organizaciones antisegregacionistas.

El escrito, que había sido leído el domingo en la catedral por Frank Chikane, secretario general del Consejo Surafricano de Iglesias, y decía que la medida del Gobierno surafricano "no sólo es un ataque a las actividades democráticas en Africa del Sur, sino un golpe dirigido al corazón de la misión de la Iglesia".

El pasado domingo, en un oficio religioso en el barrio controlado de Bonteheuwel, cerca del Ciudad del Cabo, habitado por mulatos, Tutu sugirió que los líderes religiosos deberían comenzar una campaña de desobediencia civil en protesta por la decisión del Gobierno.

Un oficial de policía se enfrentó a los manifestantes y les ordenó que se marcharan, por estar realizando "una manifestación ilegal", a lo que respondieron arrodillándose y poniéndose a rezar. La policía procedió entonces a detenerlos. Cerca de 70 clérigos fueron conducidos en automóviles a una comisaría donde se les tomó filiación, siendo puestos poco después en libertad.

Media hora más tarde Tutu estaba de vuelta en la catedral de san Jorge.

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