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El Senado de EE UU detiene a uno de los suyos

Francisco G. Basterra

El Senado de Estados Unidos, el más importante cuerpo deliberante del mundo, se convirtió durante unos minutos, en la madrugada del miércoles, en un Parlamento de república bananera. El excelentísimo senador Bob Packwood, republicano por Oregón, era detenido en su oficina por tres policías y arrastrado por la fuerza hasta el salón de plenos de la Cámara alta, donde fue obligado a ser contado en una votación de quórum.Fue lo nunca visto desde 1942. Pero el líder del Senado, el demócrata Robert Byrd, harto del filibusterismo de los republicanos en una ley propuesta por los demócratas para limitar los gastos de las campañas electorales al Congreso, forzó un quórum usando, como último recurso, a los servidores de la ley y el orden.

El Senado ha quedado reducido al nivel de una república bananera" , se quejó el senador republicano por Utah, Orrin Hatch. Packwood, que opuso resistencia y sufrió magulladuras en un dedo que se había roto hace unos días, apareció ante las cámaras de televisión -que habían filmado su indecorosa entrada en la Cámara- mostrando su orden de arresto firmada por el sergeant-at-arms (oficial de orden) del Senado, Henry Giugni, ex motorista de la policía en Los Ángeles y encargado de la seguridad de este cuerpo legislativo. "La verdad es que me he divertido", comentó Packwood.

Byrd había ordenado la detención de cualquier senador republicano que fuera hallado en el edificio. "Se supone que son mayorcitos. Deben venir a la Cámara y votar", había dicho. El reglamento requiere 51 votos (hay 100 senadores) para aprobar una ley, pero -en defensa de las minorías- se necesitan 60 votos, ara cortar un debate y romper el filibusterismo, esto es, hablar sin parar. En 1957, el senador republicano Strom Thurmond batió el récord, con 24 horas seguidas de discurso contra la ley de derechos civiles. Los demócratas tenían el miércoles los votos para pasar la ley, pero no para acabar con los filibusteros.

La táctica de los republicanos es dejar siempre a uno de los suyos como filibustero en el salón de sesiones, con la esperanza de que el quórum de 51 no se logre si hay ausencias entre los 54 demócratas.

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