Las nominaciones para los 'oscars' de 1988 han sido menos predecibles que otros años
Regresan los grandes estudios y se percibe un tenue rechazo a las multinacionales ajenas a la industria
La película El último emperador, con nueve nominaciones, aparece como la gran triunfadora en el primer asalto para los oscars de 1988. El que sus nominaciones sean a los oscars importantes, "mejor película, "mejor director" "mejor guión" (en este caso, adaptado) y "mejor fotografía", revaloriza dicho éxito. En un país en donde el cine es principalmente industria, y algo -poco- de arte, el triunfo de una película minoritaria ha sorprendido a todos.La sorpresa ha sido incluso para el propio estudio que se encarga de su distribución en Estados Unidos, Columbia Pictures. Precisamente es este estudio el que acapara mayor número de nominaciones, pues suya es también la película británica Esperanza y gloria, que ha conseguido cinco nominaciones, en lo que se ha valorado como un castigo de los miembros de la Academia a la actual directiva del estudio y un espaldarazo al defenestrado David Puttnam, productor inglés que rigiera los destinos de Columbia Pictures en el tiempo en que dichas películas fueron financiadas.
Películas pequeñas
David Puttnam había llevado unos vientos de renovación creativa al anquilosado sistema de producción y distribución americano, que los propietarios del estudio -la multinacional Coca-Cola- no fueron capaces de asimilar. Con las nominaciones a dos películas de Columbia, la Acadeni¡a manifiesta un tenue rechazo a dejar que el cine sea controlado por multinacionales ajenas a la industria del entretenimiento.
Este año ha significado el regreso de los grandes estudios Si el año pasado fuera el gran año de los pequeños estudios con películas pequeñas (o lo que aquí se consideran pequeñas, es decir, de presupuestos inferiores a los 12 millones de dólares -más de 1.300 millones de pesetas-), este año es e de los grandes estudios con películas pequeñas. Ni El último emperador, cuya producción mayoritariamente italiana, no supera los 20 millones de dóla res, ni Esperanza y gloria son consideradas superproducciones. Sí, en cambio, Atracción fatal o Broadcast News, por las grandes estrellas que las amparan. Y son las grandes estrellas de estas películas, junto con las que habitan Moonstruck e Ironweed, quienes acaparan las nominaciones para interpretación.
Ha llamado la atención el que, por primera vez en los 60 años de historia de la Academia, ninguno de los directores nominados sea norteamericano: dos ingleses (Lyne y Boorman), un canadiense (Norman Jew¡son), un italiano (Bernardo Bertolucci) y un sueco (Lasse Hallstrom). Este último, con una película, Mi vida como un perro, gran éxito de taquilla en Nueva York y Los Ángeles, que fuera realizada en 1981, pero exhibida en las pantallas americanas a finales del año pasado, lo que equivaldría a decir que El Sur, de Víctor Erice, recién estrenada aquí, de haber tenido algo de éxito hubiera podido optar a los oscars el año que viene.
Guionistas en ascenso
Dentro de la nueva corriente de revalorización del guionista que sacude últimamente el sistema de producción americano, y que ha llevado a que se paguen sueldos de hasta un millón de dólares a autores como David Mamet o William Goldman, sorprende la ausencia de ambos entre los nominados -cuando especialmente el primero partía como uno de los favoritos por sus guiones de Los intocables y House of games- y aparece con fuerza el joven autor de teatro neoyorquino John Patrick Shanley, que está desafiando a los estudios por negarse a dejar de supervisar su guión una vez vendido para su realización. Así, sorprende la fuerza de la dramaturgia europea, con nominaciones para Louis Malle, Lasse Hallstrom y Bertolucci.
En definitiva, nominaciones que demuestran la capacidad de la industria para absorber todo cuanto de rentable venga de fuera, y de desechar lo que es juzgado pretencioso dentro: la última película de Steven Spielberg, El imperio del sol, en la que el afamado director demuestra una vez mas su incapacidad para dirigir drama, y el último Woody Allen, September, primer gran fracaso en la carrera de dicho actor.
Babelia
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