Papandreu y los popes llegan a un compromiso pacífico en la 'guerra de religión'
El primer ministro griego, el socialista Andreas Papandreu, y el arzobispo Serafín de Atenas llegaron el pasado jueves a un acuerdo de principio sobre la entrega al Estado de las propiedades rurales de la Iglesia ortodoxa. El compromiso abre la vía hacia un final pacífico de la guerra de religión que estalló la pasada primavera, cuando el Gobierno presentó su legislación expropiadora y miles de popes se echaron enfurecidos a la calle como muestra de protesta.
La ley se aprobó el pasado mes de abril, gracias a la mayoría absoluta del partido gobernante, el PASOK, y con la ausencia de los diputados del principal partido de oposición, el derechista Nueva Democracia. En el texto se establecía un plazo de seis meses para que la Iglesia entregase sus propiedades, pero hoy ni siquiera se ha iniciado aún el proceso.Cuando la jerarquía ortodoxa vio que la cosa iba en serio, se decidió por la vía del compromiso y solicitó a Papandreu que se aplazase la aplicación de la ley mientras se emprendían negociaciones. El primer ministro aceptó, y el resultado ha sido el acuerdo, en el cual se fija un nuevo plazo, hasta el 31 de marzo, para que los monasterios, que disfrutan de una cierta independencia, autoricen al Santo Sínodo (máximo órgano de Gobierno) a que ceda sus tierras al Estado.
En realidad, la Iglesia no se preocupa tanto por la tierra (gran parte de la cual consiste en bosques de escaso valor económico) como del intento del Gobierno por el control de todas sus propiedades mediante consejos mixtos dirigidos por personas designadas directamente por el poder político.
Papandreu no ha querido decir sí; en el fondo, lo que pretende es una separación completa entre la Iglesia y el Estado. "No deseo anticipar las conclusiones del comité", declaró tras su encuentro del jueves con el arzobispo Serafín. La unión entre ambos poderes, más política que religiosa, ha formado parte de la propia esencia de Grecia desde la independencia del dominio turco, y, aunque la religiosidad sea también aquí un valor en baja, la pertenencia a la Iglesia ortodoxa es casi una seña de identidad nacional.
En Grecia hay unos 9.000 popes, que cobran sus salarios del Estado. Las propiedades de la Iglesia incluyen valiosos terrenos y casas en las principales ciudades. El propio Ministerio de Educación y Religión, en la calle ateniense de Metropoleos, se ubica en un edificio de ocho pisos propiedad de la Iglesia; como prueba, la pequeña iglesia de Nuestra Señora se enquista bajo sus soportales. Y como reconoce Antonis Tritsis, titular del departamento, éste tiene que pagar al año un alquiler de más de cuatro millones de pesetas.
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