'Sucedió hace 200.000 años'
En primer lugar, permítame felicitar a César Díaz por lo bien tratado que estuvo su artículo Sucedió hace 200.000 años, publicado en el suplemento Futuro de EL PAÍS del pasado día 17 de enero, de un alto nivel divulgativo. Quizá lo que más me gustó fue la referencia a los científicos españoles Amparo Latorre, José Moya, Eladio Barrio y Francisco J. Ayala, los cuales no concuerdan con las teorías de los americanos Cann, Stoneking y Wilson. Ha de quedar claro que en este país se está haciendo ciencia de primera calidad fuera de las líneas de preferencia que la Administración y la competencia internacional imponen (informática, tecnología militar, etcétera).Es evidente que los científicos americanos están en la cresta de la ola en cuanto a paleontología humana, antropología molecular o citogenética, no en balde poseen los mejores medios (que no los mejores cerebros). Si el trabajo de los genetistas españoles antes citados es una labor científica prometedora y brillante, que nada tiene que envidiar a la de los extran eros, no lo es menos el que están realizando otros científicos de aquí en el campo de la evolución humana. Como ejemplo me gustaría citar a García Olivares y su equipo de inmunólogos de la universidad de Granada, que tomando como referencia la técnica de detección de proteínas en fósiles, descubierta por el norteamericano Lowenstein, la han perfeccionado y han confeccionado otra mucho más sensible: mientras que Loweristein ha detectado colágeno y transferinas de origen humano, García Olivares y sus colaboradores han encontrado albúmina humana en el fragmento de cráneo del hombre de Orce.
La paleoantropología, en concreto, y la paleontología, en general, son ciencias que se han basado exclusivamente en la anatomía comparada y la biometría como únicas fuentes de información. Pero desde hace unos años, y a pesar de muchos paleontólogos clásicos, ciencias como la genética, la citogenética y la,inmunología están arrojando mucha luz sobre nuestros orígenes y nuestra evolución: afinidades biomoleculares y genéticas entre el hombre y los grandes antropoides africanos, temprana separación filogenética entre éstos y nosotros, clarificación de la problemática de Ramapithecus con técnicas inmunológicas, y, en nuestro país, la reafirmación de la naturaleza humana del fósil de Orce por los inmunálogos de Granada antes citados, y, ahora, esta discusión científica entre genetistas españoles y americanos respecto al origen de Homo sapiens.-
Paleoantropólogo. Institut de Paleontologia Miquel Crusafant. Sabadell, Barcelona.
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