Altos mandos del Ejército argentino analizan su mayor crisis interna desde 1982
Los altos mandos del Ejército de Tierra argentino iniciaron ayer su primera reunión del año en medio de la mayor crisis interna desde que, en junio de 1982, esa fuerza debió asumir la responsabilidad de la rendición ante el Reino Unido en la guerra de las islas Malvinas. Unas horas antes, el jefe de Estado Mayor, general José Caridi, decidió relevar al jefe de operaciones, general Heriberto Auel, a quien los grupos amotinados el pasado enero habían propuesto para reemplazarle.
El miércoles por la mañana Caridi citó a Auel en su despacho y le pidió que no participara en la reunión de mandos, donde el jefe de Estado Mayor iba a informar a los coroneles y generales en actividad sobre las consecuencias del motín. Auel se negó y de inmediato Caridi ordenó su pase "a disponibilidad". Auel niega la vinculación con los carapintadas -grupo de comandos que encabezó el teniente coronel Aldo Rico durante la llamada rebelión de la Semana Santa, en abril de 1987- y asegura que sólo trata de mediar entre los dos "grupos facciosos" que se enfrentan desde entonces.
La contínua guerra dialéctica entre ambos bandos, de la que participan algunos periódicos y otros medios de difusión, explotó nuevamente a comienzos de esta semana, considerada clave. El periódico Ámbito Financiero, que expresa las posiciones de los carapintadas, publicó una carta del capitán Martín Sánchez Zinny en la que éste anuncia su pase a la clandestinidad "para continuar el combate contra el enemigo marxista en el lugar donde éste se halle y bajo la máscara tras la cual se oculte".
Sánchez Zinny falta desde hace 15 días de su destino en la Escuela Superior de Guerra y se le recuerda como uno de los oficiales intermedios más dispuestos a "matar o morir" entre los que acompañaron a Rico durante sus motines. En la carta, plagada de críticas a Caridi y al Gobierno, el capitán Sánchez Zinny afirma que sólo reconoce como comandante "al señor teniente coronel Aldo Rico".
Pronunciamientos paralelos
Un día después, el martes, se produjeron dos pronunciamientos paralelos. Uno oficial, el discurso del general José Caridi al cumplirse el decimotercer aniversario desde que el Ejército de Tierra inició en la provincia de Tucumán, al norte del país, el llamado Operativo independencia, la versión legal de la que -luego del golpe de Estado, en marzo de 1976- se convertiría en guerra sucia contra la oposición política y sindical a la dictadura.
El otro mensaje al país fue difundido por la agencia privada Diarios y Noticias (DYN), de la que son propietarios los periódicos Clarín y La Nación, los de mayor venta y difusión en el país. Se trata de un extenso documento redactado por Aldo Rico en su celda del penal militar de Magdalena, donde cumple con la "prisión preventiva rigurosa" a la espera de la sentencia del Consejo de Guerra.
El leal Caridi afirmaba que "los subversivos incentivan la confrontación" dentro del Ejército y reclamaba la amnistía para todos los juzgados y condenados con la habitual metáfora de "la fuerza ha ganado autoridad para preconizar, con insistencia, la indispensable reconciliación de todos los sectores". Por su parte, el rebelde Rico utilizaba ocho folios dejó llevar por las "provocaciones y arbitrariedades" y su "impaciencia". Tras dedicarse con obstinación de militar preso a repetir las acusaciones contra el Gobierno -"hijo desnaturalizado de la socialdemocracia y mandadero del Fondo Monetario Internacional que agrede a las fuerzas armadas", dice- y contra la oposición peronista -"que sostiene un contubernio amoral y antinacional con el Gobierno", agrega-, Rico advierte que Caridí está "solo" y, en consecuencia, pronostica "remezones de la crisis de enero".
Radicales y peronistas asisten azorados a este combate sin tomar, al menos hasta ayer, una posición común en defensa del sistema y de su supervivencia.
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