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FALLECE LA VIUDA DE FRANCO

Carmen Polo será enterrada hoy en Pardo

Amelia Castilla

Carmen Polo de Franco, de 86 años, esposa de Francisco Franco, falleció ayer a las siete de la mañana, en su domicilio de la madrileña calle de los Hermanos Bécquer, como consecuencia de una bronconeumonía. La viuda del anterior jefe del Estado murió mientras dormía. Estaba acompañada por una enfermera, e inmediatamente se avisó a su hija, Carmen Franco, que vive en el piso de arriba. La señora de Meirás será enterrada hoy a mediodía en el panteón familiar del cementerio de El Pardo. La reina Sofía acudió por la mañana a dar el pésame a la familia. El Gobierno no ha enviado, oficialmente, mensaje alguno de condolencia a los familiares.

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Desde primeras horas de la mañana, varias dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía hacían guardia en el portal de la vivienda. Vicente Pozuelo, médico personal de la fallecida y miembro del equipo médico que atendió a Franco en sus últimos meses de vida, fue avisado por la familia sobre las siete de la mañana. Hacia esa hora, la enfermera que vigilaba a la paciente comprobó que había dejado de respirar.Su hija Carmen, que se encontraba en el piso de arriba, acudió inmediatamente junto a su madre y poco después llegaban sus hijos Mariola, Francisco y Arancha. En otra habitación, según una de las personas que visitó a la familia, estaban los hombres. "Todos están muy afectados, pero muy enteros. Era algo anunciado", aseguró la misma persona.

Gregorio Isabel Gómez, confesor de la fallecida, aseguró que había muerto "tranquila y sin enterarse". El sacerdote explicó que le había dado la extremaunción hacía un mes y que comulgaba todos los días, incluso el pasado viernes recibió la eucaristía.

Una amiga de la fallecida, que se identificó como mujer de un coronel de Infantería, aseguró al salir del domicilio que la viuda de Franco "era tan devota de la Virgen del Carmen que se ha muerto un primer sábado de mes. No ha pasado ni por el purgatorio". La misma señora expresó su amargura por "lo traidores que hemos sido con la memoria de Franco".

Carmen Rossi Regó al domicilio de su abuela pasadas las dos de la tarde. La señora de Rossi salió de París a las 12.05 y en el aeropuerto adquirió un billete para Suiza. La nieta mayor de Franco parecía muy triste y cubría su ojos con unas gafas oscuras. Instantes después entraba en la casa su padre, el marqués de Villaverde, que se encontraba en su chalé de Sierra Nevada (Granada) en el momento en que falleció su suegra.

El marqués, que lucía un espléndido bronceado, conducía su propio coche, y se veía que había hecho las maletas con precipitación. En el maletero del vehículo se podían ver una televisión, algunas películas de vídeo y bolsas con ropa. De los nietos de la señora de Meirás, sólo faltaba a esa hora Merry Martínez-Bordiú, que vive en una isla canaria.

Entre las personalidades que ayer pasaron por la vivienda de la familia Franco se encontraba el arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, quien aseguró que recibió la noticia "con mucha pena, aunque, para los que creemos en Dios, la muerte nos da paz y confianza". Ángel Suquía explicó que la conocía desde hace muchos años y que la había visitado en Almería, Málaga y Santiago de Compostela, especialmente en "esta última ciudad, donde ella acudía siempre a visitar al patrón".

Casi al mismo tiempo llegó Fernando Suárez, eurodiputado del Grupo Popular, que se identificó como "miembro de uno de los Gabinetes de su excelencia", y declaró que la viuda "fue una mujer que cumplió en todo momento con su papel".

Pasadas las tres de la tarde llegó Manuel Fraga. "Fue una gran mujer y una gran señora, tanto cuando su marido estuvo en el poder como en sus largos años de triste soledad", dijo. "La he tratado bastante y siempre se comportó de manera digna. Ella jugó un papel importante a favor de los Reyes". Otro ex ministro de Franco, José Solís, tuvo también palabras elogiosas para la fallecida. Carlos Arias Navarro, ex presidente de Gobierno, llegó también a primeras horas de la tarde. No quiso realizar declaraciones a los informadores concentrados ante la casa de los Hermanos Bécquer.

Numerosos ramos de flores y coronas; entre otros, de la Confederación Nacional de ex Combatientes y de "las españolas de siempre", fueron trasladados al domicilio. Mariano Sánchez Covisa, antiguo jefe de los Guerrilleros de Cristo Rey, dejó una tarjeta y aseguró que Carmen Polo fue una mujer "digna y discreta". También acudió el presidente del Frente Nacional, Blas Piñar, que fue aplaudido por un grupo de personas que lo aclamaron como "caudillo" y le dijeron frases como "a por ellos, don Blas".

Pasadas las cuatro de la tarde se formó una pequeña cola frente al portal, en su mayor parte señoras mayores que se protegían del frío con buenos abrigos de pieles, que querían dejar su firma en el libro de condolencias. Una mujer trató de ganar puestos en la fila mostrando a un policía nacional un carné "de funcionaria". El agente le explicó que él también era funcionario y que guardara la cola. La funcionaria replicó, airada, que ella era de los de Franco. El policía, sin inmutarse, respondió que él era de Felipe González, lo que provocó insultos y gritos por parte de la funcionaria, que no tuvo más remedio que esperar su turno.

Los restos mortales de la señora de Meirás reposan en un féretro -de aglomerado cubierto con láminas de madera que le dan un aspecto macizo- que fue instalado en la capilla particular de la familia. El ataúd, muy sencillo, fue transportado hasta el domicilio en un furgón de los Servicios Funerarios.

La familia Franco pidió a los Servicios Funerarios un entierro de tipo intermedio. Se les sirvió el servicio número 7, que cuesta 155.000 pesetas, sin contar el enterramiento.

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