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La 'luz verde' para emigrar deja a los judíos en la URSS sin sus más famosos dirigentes

Pilar Bonet

La comunidad de ciudadanos de origen hebreo, retenidos en la URSS contra su voluntad, se está viendo privada rápidamente de los personajes más famosos en Occidente por su combatividad, su prestigio o su carisma, que en las últimas semanas han recibido, uno tras otro, luz verde país abandonar el país.

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"Estoy muy contento de que me hayan dado permiso, pero me ha llegado demasiado tarde", nos decía con voz cansada Naum Meiman, el matemático de 77 años que ha logrado al fin la meta perseguida inútilmente durante los 13 años en los que insistió en el carácter caduco de los secretos oficiales que se le atribuían. El caso del profesor Meiman, uno de los fundadores del grupo de vigilancia del cumplimiento de los acuerdos de Helsinki sobre derechos humanos, era, por su carácter dramático, uno de los que más irritaban a la opinión pública internacional."Me es difícil no pensar que si me hubieran permitido marcharme a tiempo, mi mujer tal vez estaría viva", decía Meiman matizando sus sentimientos. Inna Meiman, que padecía un cáncer, falleció en Estados Unidos en 1987 cuando, por fin, fue autorizada a desplazarse a aquel país, sola y ya en un estado muy avanzado de la enfermedad.

Al ex prisionero político Iosef Begun, que demoraba su partida tratando de mantener la ciudadanía soviética para su hijo, le ha seguido, Alexandr Lerner, el científico de 74 años que, con 17 años de espera, se había convertido en el decano de la comunidad de otkazniki (los que han recibido un rechazo). El testigo ha sido recogido ahora por Iuli Kashirovski, de 46 años, ex ingeniero de un instituto de Sverlovsk, en los Urales, que lleva 17 años en la lista de espera. Kashirovski estuvo en el encuentro celebrado esta semana en Moscú entre representantes de la Federación Internacional de Helsinki y los miembros del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos, que preside Fedor Burlatsky.

Entre quienes están a punto. de dejar la URSS se encuentra el biólogo Valeri Soifer, de 51 años, antiguo director científico del Instituto de Biología Molecular Aplicada y Genética de la Academia de Ciencias de la URSS, quien llevaba 10 años esperando. Soifer, que tiene un puesto de trabajo reservado en la universidad de Ohio, ha visto denegada su petición de mantener la ciudadanía soviética y posiblemente no vea nunca publicado en la URSS su libro sobre los estragos del estalinismo en la genética soviética, que la revista Znamia le había comprado recientemente.

Durante 1987, el número de hebreos que abandonaron la URSS superó los 8.500, lo que supone un sustancioso incremento respeto a los 1.000 que lo hicieron el año anterior, pero no llega al nivel de 1979, cuando salieron de la URSS más de 50.000 personas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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