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Entrevista:

Reginald Bartholomew: "Según nuestra experiencia, España no es un país antiamericano"

Declaraciones del embajador de Estados Unidos

MadridReginald Bartholomew, embajador de Estados Unidos en España desde hace 17 meses, inicia, en la semana que ahora comienza, una nueva etapa en su actividad diplomática en nuestro país. Tras haber concluido la negociación para la reducción de tropas norteamericanas en España, ahora comienza otra para Regar a un nuevo convenio de amistad y cooperación hispano-estadounidense que sustituya al actualmente vigente, que caduca en mayo. Bartholomew no ha sido, hasta ahora, muy pródigo en sus declaraciones a la Prensa, y sus respuestas se han caracterizado por la cautela.

Pregunta. ¿Sigue siendo España un país difícil para EE UU?Respuesta. Según mi experiencia personal, España no es un país ni más ni menos difícil que otros países. Pero, además, no dividimos el mundo en estas categorías. Me parece que tenemos que considerar unos elementos fundamentales de nuestras relaciones que no deberíamos perder de vista porque son muy importantes. Hablo de que tenemos una larga relación, somos aliados y amigos, compartimos los valores democráticos, así como importantes intereses concretos. Todo esto, a mi parecer, está reflejado en el amplio espectro de las cosas que hacemos juntos. Nuestra política básica en España ha sido y será fortalecer estos elementos fundamentales y, a la vez, fortalecer su peso en todo lo que hacemos juntos. Y ése es el marco más importante para nosotros.

P. Pero ¿sigue existiendo ese sentimiento antiamericano que aflora en ciertas circunstancias?

R. Hay quizás algunas opiniones en España que podrían ser catalogadas así. Pero, en nuestra experiencia, España no es un país antiamericano. Tenemos que considerar los miles de estudiantes españoles en Estados Unidos, por ejemplo. También me parece obvio el aprecio de los españoles por todas las manifestaciones de nuestra cultura. Sobre todo, hay mucha admiración en España por la vitalidad democrática norteamericana y por nuestras libertades fundamentales, e incluso por el papel vigoroso de nuestra Prensa. Con todo esto, está el hecho de que el tiempo y la trayectoria de las cosas obran cada vez más en favor de la ampliación de los contactos entre los dos países. Por eso yo miro al futuro con mucha confianza.

P. Tras la entrada de España en la OTAN, ¿ha cambiado de manera sustancial la relación entre España y Estados Unidos? Había quienes, antes, hablaban de una relación de subordinación, y ahora de aliados.

R. Nuestra común pertenencia a la Alianza es un factor fundamental que favorece las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y cada país aliado europeo y viceversa. La entrada de España en la Alianza es un hecho estratégico importante, lo que, con el desarrollo de la contribución española concreta, hace que España pueda cooperar sustancialmente a la defensa occidental.

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P. Y eso pese a no tener ya los aviones F-16.

R. Me estaba refiriendo al marco general de la defensa.

P. Es usted el jefe de la delegación norteamericana que, dentro de dos días, comienza a negociar un nuevo convenio con España. ¿Es cierto que las líneas fundamentales están ya prácticamente pactadas?

R. Es verdad que ya hemos arreglado los grandes temas, y no veo ningún problema en ese sentido.

P. ¿Cree que las reacciones que el acuerdo sobre la reducción de tropas norteamericanas en España ha suscitado en algunos sectores de Estados Unidos pueden llevar a un empeoramiento del clima entre los dos países o incluso, a que se preconicen sanciones contra España?

R. Hay reacciones, para emplear la palabra que usted ha usado, y no solamente en Estados Unidos, en vista de los intereses aliados afectados. Pero, francamente, pasar de aquí a hablar de sanciones está totalmente fuera de lugar, en vista de nuestra relación y de los elementos fundamentales de esta relación que antes cité.

P. ¿Qué harán con los F-16?

R. Precisamente estamos precisamente entablando consultas con los aliados sobre este tema, y no tengo una respuesta a esa pregunta.

Limitar la discrepancia

P. Hay quien asegura que el resultado de las negociaciones para la reducción de tropas ha sido un fracaso personal suyo, dado que había asegurado a sus interlocutores en Washington que España acabaría cediendo o, al menos, concediendo plazos más largos para la retirada de los F-16. ¿Ha sido éste, efectivamente, un revés político para un embajador que en Grecia consiguió otros resultados muy diferentes?

R. En primer lugar, todo esto tiene muy poco que ver con la realidad. Pero yo no voy a entrar a hablar de mis comunicaciones privadas con mi Gobierno, por razones evidentes. Quizás haya una tendencia a personalizar las cosas, porque en cierto sentido es más fácil explicarlas así. Es uno de los gajes del oficio de embajador.

Tenemos que entender un poco de qué se trataron estas negociaciones. En diciembre de 1985, antes incluso del referéndum de 1986, cuya importancia reconocimos plenamente porque somos una democracia, Estados Unidos aceptó el principio de la reducción. La cuestión no fue, por tanto, si habría reducciones, sino qué cales de reducción y qué efectos tendrían para nuestra seguridad común y nuestras relaciones bilaterales. Es decir, son temas complicados y de gran importancia para España y también para los Estados Unidos y todos los aliados, y así lo abordamos. Trabajamos duro, cuidadosamente, y con ánimo de llegar a las mejores soluciones para todos los intereses implicados.

Ahora bien, es cierto que al final discrepamos sobre el tema importante del Ala 401. Dicho esto, nosotros no deseamos agudizar esta discrepancia o ampliar sus efectos. También hay en el acuerdo, como sabe, muchos elementos positivos que abren perspectivas interesantes sobre el futuro de nuestras relaciones. En este sentido, digamos que es propio de aliados el hecho de que ganamos ambos, o perdemos ambos, según los resultados concretos de la acción que estemos tratando en determinado momento.

P. Lo mismo que antes se decía que las relaciones exteriores de España eran la relación exterior, por su dependencia de Estados Unidos, tal vez usted haya sido el embajador de un solo tema hasta ahora. Sin embargo, seguramente hay más campos en los que la relación hispano-norteamericana puede ser fructífera.

R. La negociación sólo ha sido el aspecto más visible de nuestro trabajo. Tanto yo como mi equipo de la embajada hemos estado trabajando en toda la gama de nuestras relaciones. Por ejemplo, tenemos amplios programas de cooperación en los campos cultural, educativo, científico y tecnológico en los que yo he participado personalmente. También trato de hacer todo lo posible por fomentar y aumentar nuestras relaciones comerciales, industriales, agrícolas y las inversiones en general. No paro de decir a mis compatriotas que invertir en España es un buen negocio. Estoy muy contento con el papel jugado en España por empresas norteamericanas como, por citar solamente algunas, Ford, General Motors o ATT, que contribuyen al empleo y desarrollo de ambos países.

P. Sin embargo, da la impresión de que España es noticia de primera pagina en Estados Unidos sólo desde un punto de vista negativo. Véase las reacciones periodísticas ante el acuerdo sobre los F-16.

R. Se ha dado este fenómeno. Pero, a la vez, creo que los empresarios norteamericanos harán sus propios análisis de todos los factores que entran en una decisión de invertir.

Sin distanciamiento

P. ¿Cree que España podría jugar un cierto papel mediador en la pacificación de Oriente Próximo y en Centroamérica?R. Antes de hablar de quién podría desempeñar un papel mediador hay que hablar del papel mediador en sí. Aunque el tema de Oriente Próximo tiene poco que ver con el de Centroamérica, hay un elemento común: me parece que la idea de un mediador en ambos casos no es la respuesta al problema. En Oriente Medio nuestra idea es que si vamos a resolver ese problema será por conversaciones cara a cara que, por definición, no son a través de mediador. Y en la medida que podamos, todos debemos contribuir, también España con todos sus contactos, a fomentar el clima para esos encuentros. También en el caso de Centroamérica me parece que, sobre todo en la realización de Esquipulas 2, la responsabilidad es, principalmente, de los países de la región involucrados en el asunto.

P. Ahí coincide, en cierta forma, con la posición expresada por Felipe González durante la reciente visita de Daniel Ortega.

R. Me alegro. En la medida en que haya un reconocimiento de la importancia primordial de los países centroamericanos en todos los aspectos del problema, sí estamos de acuerdo con los españoles.

P. Con lo que ha ocurrido en las últimas semanas, ¿no se ha producido cierto distanciamiento entre Madrid y Washington?

R. No veo distanciamiento en lo que se refiere a los elementos fundamentales.

P. ¿Y en los accesorios?

R. Prefiero insistir en estos elementos fundamentales, porque me parece que, sobre todo en momentos en que podría haber problemas, tenemos que recordar estos elementos y sus efectos.

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