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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Dónde está el dinero?

LA SINDICATURA de Cuentas de Cataluña ha descubierto nuevas anomalías sobre la contabilización de los intereses de las cuentas corrientes de la Generalitat en 1985, que se suman a las que ya había detectado en el ejercicio anterior. El problema se resume así: los organismos públicos mantienen en bancos y cajas de ahorro unas cuentas cuyos sal dos generan intereses. Bancos y cajas de ahorro li quidan dichos intereses cada trimestre y, por tanto, la práctica correcta es incorporar ese dinero a las cuentas oficiales de cada año. En el caso de la Generalitat de Cataluña eso no se hace. La contabilización de los intereses generados se aplaza para los años siguientes y se incorpora a los libros en ejercicios posteriores. La interrogante inmediata es adónde va a parar ese dinero mientras tanto. Lo peor de esta anomalía es la contumacia con la que se viene practicando. Lo denunciado -aunque en suave envoltorio semántico- por los síndicos sobre 1985 ya había sido criticado por ellos mismos respecto al ejercicio anterior. La reincidencia revela no sólo que se persiste en el error, sino que aumenta las incógnitas sobre dónde está y qué se está haciendo durante ese tiempo con el dinero, y eleva el asunto a notoria irregularidad. Tras el examen y comparación de los análisis de 1984 y 1985, los citados aplazamientos en la contabilización de intereses producen, según ha estimado un diputado de Alianza Popular, un vacío en las cuentas por el cual unos 2.000 millones de pesetas están descontrolados.El paquete principal de lo que hasta el momento se halla fuera de los libros corresponde a 1984. Un año que, para caricatura del futurible ya pasado dibujado por George Orwell, no está gobernado por perfectas máquinas burocráticas y electrónicas, al menos en lo que respecta a la Generalitat, parte de cuya contabilidad, según denuncia la propia Sindicatura (en la que son mayoría los controladores designados a propuesta del partido de Jordi Pujol), es manual.

Por otra parte, los distintos departamentos de la Generalitat no incorporan a la cuenta de la Tesorería General los intereses del dinero que administran, lo que hace inextricable para la propia Sindicatura la investigación. Otras irregularidades menores se refieren a que la mencionada Admínistración autónoma no ha practicado cotizaciones por horas extras, se han efectuado retenciones del 5% y ha cometido otras prácticas que demuestran una escasa ejemplaridad ante la sociedad civil de un aparato que forma parte de la estructura del Estado.

Estas cuestiones deberán ser examinadas por el Tribunal Constitucional, que tiene entre los asuntos pendientes desde hace meses un recurso por presunta obstrucción a la investigación parlamentaria. En efecto, un diputado catalán de Alianza Popular denunció que se le impidió la necesaria intendencia -contar con expertos asesores a la hora de examinar los libros- para realizar su función fiscalizadora.

Mientras tanto, las explicaciones oficiales brillan por su ausencia. ¿Dónde está el dinero de los intereses que generan las cuentas de la Generafitat? Esa elemental pregunta debe responderla cuanto antes el Gobierno autónomo. Y también la propia Sindicatura catalana, que es mucho menos exigente en sus informes que las de otras comunidades autónomas y que, sin embargo, reconoce las anomalías, lo que no es poco en un ambiente político como el catalán, tan escasamente propicio a la crítica y a la discrepancia.

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