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El 'imperio' se repliega

Aumentan las presiones para que EE UU revise sus compromisos militares, empezando por Europa

Francisco G. Basterra

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, el último europeista de la Administración de Ronald Reagan, montó en cólera cuando se enteró. Pero el secretario de Marina, James Webb, sólo había dicho en público lo que nadie en Washington oculta en privado: ha Regado la hora de que, por primera vez desde hace 40 años, Estados Unidos revise desde cero sus compromisos globales de despliegue de sus fuerzas militares. Y debe comenzar por Europa.

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La entrada en la era posterior al tratado de eliminación de los misiles nucleares de alcance intermedio (INF), unida a la incapacidad presupuestaria del gigante norteamericano para proyectarse en todo el mundo y a la percibida insolidaridad europea para compartir las cargas defensivas, está creando en Estados Unidos una creciente tendencia hacia el aislacionismo reflejada en el Congreso, la clase política y los sectores más ilustrados de la opinión pública.El nuevo presidente deberá enfrentarse a unos fondos para el Pentágono muy reducidos y tendrá que diseñar una nueva estrategia que sustituya al suicidio colectivo de la destrucción nuclear mutua asegurada, que ha aguantado la paz mundial en las últimas cuatro décadas.

El debate ya está abierto y apunta a que los estrategas norteamericanos entre el Atlántico y el Pacífico u otros puntos del Tercer Mundo no se quedan con Europa. La fuerza de los hechos va a obligar a cualquier futura Administración. norteamericana, republicana o demócrata, a establecer con los aliados -Europa y también Japón- una nueva re distribución de responsabilidades.

Pagar siempre la cuenta

Ya se pide públicamente que el papel de Estados Unidos en el mundo, primer deudor global y ya no una potencia hegemónica militar o económicamente, sea afrontado en la campaña presidencial. El imperio americano se ha extendido demasiado, asumiendo obligaciones mundiales que no puede pagar y para las que no está dispuesto a incrementar sus cargas fiscales, al igual que les ocurrió en su día a los británicos y a los imperios de los Borbones en Francia o de los Austrias en España. Y así comenzó su ocaso.

Esta teoría es la pieza central del actual libro de cabecera de las elites estadounidenses, The rise and fall of the great powers. Recién aparecido, y obra del profesor de Yale Paul Kennedy, explica que Japón, Europa e incluso China superarán a Estados Unidos si este país insiste en mantener los compromisos adquiridos al término de la II Guerra Mundial, cuando estaba en la cumbre de su poder.

El Congreso acaba de anunciar una serie de audiencias públicas para probar el grado de responsabilidad de los aliados de EE UU en la asunción de la carga de la defensa occidental. "Existe una evidencia considerable", explica la congresista Pat Schroeder, que presidirá los hearings, "de que el contribuyente norteamericano se queda siempre con la cuenta cada vez que acude al banquete de la Alianza Atlántica". Washington pondrá este tema encima de la mesa de la cumbre aliada de Bruselas, el 2 y 3 de marzo, a la que acudirá Ronald Reagan.

Un informe de estrategia a largo plazo presentado hace unos días al presidente ha alertado a los que pronostican un desenganche de Estados Unidos de la defensa de Europa, provocado por la decisión de Reagan de pactar con Gorbachov un comienzo efectivo de desnuclearización del viejo continente. El informe, que no ha sido asumido oficialmente por la Administración, abandona la teoría de que la gran conflagración tendría como escenario a Europa central.

El mismo informe considera absurda la estrategia actual de disuasión indiscriminada y diseña el fin del mundo bipolar y aboga por unas fuerzas norteamericanas capaces de proyectarse en el Tercer Mundo e intervenir fuera del marco geográfico de la Alianza Atlántica.

Cuidar el 'Patio trasero'

"Debemos prestar más atención a nuestro propio hemisferio, de donde ha llegado en los últimos 10 años el 42% de los inmigrantes legales. Los problemas de Latinoamérica se están convirtiendo rápidamente en nuestros problemas", afirmó James Webb en su polémico discurso pronunciado en el Club Nacional de Prensa, en Washington. El informe de estrategia para el año 2010 advierte de la posible necesidad de retirar tropas de Europa para defender México y el patio trasero del Caribe.

"Tenemos que recordarnos a nosotros mismos que somos más que una nación europea y que ninguna región está mejor equipada para reasumir la cuota de responsabilidad de su propia defensa que Europa occidental", afirmó Webb durante su intervención.

El ministro de Marina, que, presionado por Frank Carlucci, el jefe del Pentágono, había moderado su discurso, añadió que "la idea surgida tras el tratado INF de que las fuerzas convencionales en Europa deben ser reforzadas y corren más riesgo sin el escudo nuclear de los euromisiles no significa necesariamente que este rearme tenga que hacerlo Estados Unidos".

Mañana comienzan en el Congreso las audiencias para ratificar el tratado INF, que servirán de marco para este debate de redistribución de la carga defensiva occidental ya iniciado y que puede convertirse en uno de los puntos de referencia importantes de 1988.

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