El Grupo de los Seis pide que británicos y franceses negocien sus arsenales nucleares
Varias de las personalidades invitadas a la cumbre del Grupo de los Seis criticaron ayer el hecho de que dos de sus integrantes -Argentina y la India- no hayan suscrito el Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares. Tanto Pierre Trudeau, ex primer ministro de Canadá, como John Kenneth Galbraith, diplomático y economista norteamericano, se pronunciaron en este sentido. Hubo también llamamientos para que Francia y el Reino Unido entrasen a negociar una reducción de sus armas nucleares.
Los participantes en el coloquio de Estocolmo se mostraron absolutamente reacios a que la OTAN adopte medidas de compensación (es decir, nuevas armas) por la retirada de los euromisiles."Los seis tendrán que tomar una postura ante el TNP. Muchos de ellos se niegan a adherirse al tratado", criticó Trudeau, quien, aunque reconoció que el TNP no es respetado por las cinco potencias nucleares oficiales, sí es "un apagafuegos para la proliferación vertical y horizontal", que cobra un nuevo valor ante el tratado sobre los misiles de alcance intermedio (INF).
El TNP, señaló el británico Bruce Kent -actualmente presidente de la Oficina Internacional para la Paz, con base en Ginebra-, contiene en su artículo 6,2 disposiciones por las cuales las potencias nucleares firmantes se comprometían a reducir sus arsenales atómicos. Y no ha sido el caso, hasta el primer paso de las INF.
David McTaggart, presidente internacional de Greenpeace Internafional, consideró que la firma del TNP por la India y Argentina "sería un paso de primera importancia en la situación del desarme". McTaggart dijo también que una tercera parte de las armas nucleares está en el océano, "y las superpotencias ni siquiera negocian esto".
El primer ministro griego, Andreas Papandreu, señaló que los seis van a pedir aclaraciones a Ronald Reagan y a Mijail Gorbachov sobre el destino de las cabezas de las INF que no van a ser destruidas.
Galbraith consideró que estamos "capturados por el pasado" cuando la situación ha cambiado radicalmente en los 40 últimos años, con una "contracción de las superpotencias", que ya no están en un "espíritu de expansión". No obstante, según Galbraith, los gastos y el establishment militares, tanto en EE UU como en la URSS, "dependen para su continuación de que siga la tensión". Algo similar señaló Georgi Arabatov, director del instituto soviético de Estudios de EE UU y Canadá, cuando afirmó que en Washington "algunos piensan que lo que vamos a hacer es algo muy feo, pues les quita un enemigo".
No faltaron referencias a la necesidad de trasladar el gasto militar al campo civil: un mes de gastos militares del mundo serviría para cubrir acciones globales como la lucha contra la desertización, el agua para el Tercer Mundo y la anticoncep ción, según el agroquímico húngaro Istvan Lang, o la de fensa de la infancia y la juven tud llevada a cabo por Lisbeth Palme, viuda del asesinado pri mer ministro sueco y psicóloga infantil. Unas 30 personalida des -entre las que figura Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS y único español invita do- participaron en esta cumbre de los seis.
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