Equilibrio inestable
Apatía, inactividad, desinterés y poco negocio; en eso puede resumirse la sesión bursátil de ayer. Poco papel y menos dinero. Los 18.680 millones de contratación del lunes son un compromiso al que se adhirieron muchos inversores. Muchos no pueden vender ahora a precios inferiores a los que compraron y los que quieren comprar esperan a que bajen algo los precios, aunque el problema ayer no era tanto de precios como de falta de expectativas. Y ante la incertidumbre y la falta de noticias de cualquier signo los inversores prefieren mantener sus posiciones. El mercado interpreta esa apatía dejando caer algo los precios.La falta de negocio y, aparentemente, hasta de falta de ganas de trabajar se hacía patente en los corros. El primer cambio de cada valor fue el único en más de una ocasión. Para repetir la cotización o variarla ligeramente con un intercambio de títulos mínimo no hacen falta grandes negociaciones. El pesimismo, además, flotaba en el ambiente. Cada vez más dedos apuntan al IPC pero ninguno consideró digno de mención el déficit comercial español. En los últimos tiempos el déficit, ya sea presupuestario o por balanza de pagos, preocupa mucho en la bolsa, sobre todo cuando viene de Estados Unidos.
Por sectores, el siderúrgico fue el único que mejoró su índice aunque no todas las empresas del grupo se apuntaron al alza. La caída más fuerte la sufrieron los valores químicos, aquí casi todas cedieron. Los bancos siguieron aguantando; ya han puesto de moda la técnica de repetir cambio con un apreciable saldo vendedor y subir como la espuma con el empuje de un leve saldo comprador. El índice sectorial bajó un poco porque no todos pudieron capear las ventas con la misma suerte.
Sin ninguna noticia, de las que atraen la atención de los inversores, que aterrice en el parqué, el suave descenso puede continuar hasta el viernes cuando el gobierno publique la tasa de inflación del año 1987. El 5% tendrá entonces la palabra.
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