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Más de 70 premios Nobel discuten en París sobre 'el alba del siglo XXI'

Lluís Bassets

Más de 70 premios Nobel, reunidos ayer en el palacio del Elíseo, como «garantes de la unidad moral del mundo", en palabras del presidente de la República, François Mitterrand, empezaron los trabajos de la conferencia que, bajo el título de Amenazas y promesas en d alba del siglo XXI, se desarrollará hasta el jueves en París. La reunión de laureados con el premio de mayor prestigio internacional en los campos de la de la literatura y la paz es una Iniciativa de Elie Wiesel -Nobel de la Paz en 1986-, que se materializa por primera vez gracias al presidente Mitterrand.

Elie Wiesel, ciudadano norteamericano, que utiliza el francés como lengua de expresión literaria, decidió crear una fundación y dedicar el importe del premio a la lucha en favor de los derechos humanos "allí donde sean ignorados, escarnecidos o negados", aunque hace constar como particularidad dé sus actividades la de "liablar en nombre de Israel o de los judíos, en todo el mundo, especialmente cuando sus derechos son escarnecidos o negados".La primera conferencia de premios Nobel, coincide con la polémica desencadenadaa raíz de unas declaraciones del Nobel de la Paz en las que se muestra comprensivo con el Estado de Israel en su conflicto con la población palestina de la franja de Gaza.

La conferencia de los Nobel trabajará en comisiones que se reunirán a puerta cerrada, en tomo a los siguientes temas: el desarme y la paz, los derechos humanos, el desarrollo, la ciencia y la tecnología, y la cultura y la sociedad. El objetivo es ofrecer un texto de conclusiones, que quiere ser una especie de "testamento espiritual de los intelectuales del fin de siglo XX" según palabras del consejero presidencial y alma organizativa del coloquio, Jacques Attali.

La inaguración de la conferencia se efectuó ayer a primera hora de la tarde en un acto académico rodeado- de la pompa y la austeridad propias de tales ceremonias. El presidente de la República y Wiesel dírigieron la palabra durante veinte minutos a sus invitados. El premio Nobel no pudo reprimir su humor político y aseguró, ante un gesto de desagrado de Mitterrand, que "la única pregunta que no se va a plantear en estas reuniones es si el presidente de la República se presenta de nuevo o no". Anteriormente había realizado el elogio de Mitterrand, al que calificó de "pensador, escritor, hombre de acción y gran hombre de Estado". El presidente, sentado en un solitario y monárquico sillón ligeramente descentrado al lado de la tribuna, aceptó imperturbable los elogios.

Wiesel realizó una larga referencia al Holocausto judío durante el nazismo y especialmente al campo de exterminio de Auschwitz, visitado el domingo por un grupo de los Nobel. Wiesel lamentó la ausencia de Lech Walesa y Andrei Sajarov, premios Nobel ambos, que no pudieron acudir por razones ajenas a sus deseos.

Los ausentes

Otros ausentes son el obispo sudafricano Desmond Tutu, la madre Teresa, los éscritores Samuel Becket, Gabriel García Márquez, Alexandre So1jenitsin y Elias Canetti, y los políticos óscar Arias Sánchez y Menahem Begin. La mayoría de los asistentes, 33 sobre 75, reside en Estados Unidos. Francia, que cuenta con cinco Nobel, consiguió que acudieran todos ellos a la cita presidencial. Espapña está representada con su único Nobel vivo, el bioquímico Severo Ochoa. Los países del Tercer Mundo, donde normalmente no recaen muchos premios Nobel, están escasamente representados: El único es el el físico Abdus Salam, paquistaní afincado en Italia, uno de los pocos sabios de cultura islámica presentes en el simposio.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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