Sabrina, lapidada
Como padre de familia me veo en la obligación de manifestar mi protesta por el agravio infligido a la señorita Sabrina en Bilbao, cuando fue lapidada a tomatazos por unas feministas iracundas. Y lo hago como padre, pues la citada señorita había logrado en sólo unos minutos, los de su actuación televisiva en Nochevieja, tender un sólido e inapreciable puente intergeneracional, después que hubiéramos fracasado repetidamente en nuestras pundonorosas tentativas (los Beatles chocaban con la tenaz Madonna; la literatura, con los videoclips, y el teatro, con las películas enlatadas).Desesperaba ya cuando sucedió el milagro. Lo que había intuido en el famoso vídeo de la piscina se confirmó en ef programa de Pilar Miró. Jóvenes y mayores vibramos al unísono siguiendo el eléctrico ritmo de sus canciones sin perder ripio. Habíamos encontrado al fin un ideal común: todos, incluido el gato, quedamos fascinados por los ojos de Sabrina. Inquietos, juguetones, pletóricos de vida y libérrímos, despedían un fulgor cuyos destellos, ralentizados por los realizadores de TVE, tuvieron la virtud de acabar con cualquier vestigio de conflicto intergeneracional. Y es que si hay iridiscencias que levantan los ánimos y unen los corazones, también hay miradas torvas y miopes que nos recuerdan constantemente que Torquemada no ha muerto. Únicamente se ha reencarnado.- Pedro J. Bosch.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.