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Se abre paso un consenso en Francia sobre el código de la nacionalidad

Lluís Bassets

La reforma del código de la nacionalidad francesa, que ha sido objeto de una durísima polémica desde la llegada del Gobierno conservador al poder, en marzo de 1986, ha empezado a entrar en las vías del consenso, después de que se diera a conocer ayer el resultado de los trabajos de una comisión de 16 sabios, a quienes el Gobierno francés había encargado estudiar a fondo este espinoso proyecto.Los sabios, tras seis meses de estudios y de escuchar en audiencias públicas televisadas a decenas de expertos, autoridades religiosas y profesionales, han concluido prácticamente por unanimidad que Francia debe conservar el principio del ius solis (derecho del suelo), por el que se considera francesa a toda persona nacida en territorio francés. El proyecto ya retirado de código de la nacionalidad del Gobierno conservador se inspiraba en el llamado ius sanguis (derecho de la sangre), que limitaba la nacionalidad a los hijos de franceses.

La comisión considera que los menores de edad nacidos en Francia tienen "un derecho absoluto a la nacionalidad" y proponen que se les conceda en cualquier caso. La forma de adquisición de la nacionalidad exigirá un acto voluntario de los jóvenes, pero no implicará ninguna humillación ni la posibilidad de confundirla con una renuncia a la propia cultura, a la religión o a las tradiciones familiares, como sucedería con los musulmanes en caso del acto solemne o del juramento contemplado por el proyecto arrumbado por el Gobierno. A partir de los 16 años, los hijos de extranjeros nacidos en Francia serán objeto de sucesivas ofertas de adquisición de la nacionalidad, mediante el simple cumplimiento de un formulario, cada vez que tengan un. contacto con la Administración.

El movimiento SOS-Racismo, a pesar de que ha reconocido que este proyecto mejora los anteriores, ha atacado la labor de los 16 sabios, asegurando que sus propuestas implican todavía un atentado a la igualdad de derechos exigible en un Estado democrático.

El dirigente del Frente Nacional, de extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, también se ha opuesto enérgicamente a las propuestas de la comisión, aunque reconoció el esfuerzo realizado en el sentido de reforzar la identidad francesa. Le Pen, que empezó ayer en Niza una convención nacional de preparación de la elección presidencial, reta a los partidos de la derecha a que se definan "si están a favor de una Francia francesa o de una Francia extranjera."

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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