La guerra incrementa el comercio entre Irán y los EAU
Dicen que los pescadores están dejando de salir a la mar porque tienen miedo de las minas, de los barcos de guerra y de los helicópteros de los periodistas, pero en el mercado de pescado de Ras al Jaima (uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, EAU) hay gran animación y los mostradores están llenos. De hecho, las autoridades de los EAU acaban de aprobar una ley que autoriza la exportación de una docena de especies de pescado para combatir la caída de los precios por el exceso de oferta. Y es que los pescadores, en su mayoría de origen asiático, no tienen otra forma de ganarse la vida.
"Un pescador no puede tener miedo del mar, esconda los peligros que esconda: tiburones, tormentas o lo que sea", asegura Kaimer Sultán, de nacionalidad india, que lleva pescando en las costas de los EAU desde hace casi diez años. Sultán, como muchos otros de sus compañeros, quedó, sin embargo, fuertemente impresionado cuando se enteró de la muerte, el pasado 1 de noviembre, de su compatriota Jagdish Bhagwan, de 26 años, cuyo bote fue confundido con una lancha iraní por una fragata norteamericana que le disparó al considerar que se había acercado demasiado.Sólo los pescadores aficionados o las motoras de recreo han dejado de aventurarse en las aguas del golfo Pérsico, y cuando lo hacen, no se atreven a alejarse demasiado de las costas. Por lo demás, cada día, hacia las cuatro de la tarde, poco antes de la caída del sol, cientos de barquichuelas salen de Dubai, Sharja, Ajman, Um al Qaiwain o Ras al Jaima en busca de langostas, langostinos, hamour y otras especies.
Caviar y pistachos
Pero no son los pescadores los únicos que se adentran en el Golfo. Hay quienes hasta pasan a la otra orilla. Caviar iraní, alfombras persas y pistachos llegan a los puertos de Dubai y Sharja procedentes de las costas iraníes a bordo de los daus, embarcaciones de madera típicas de esta zona. La antiguamente conocida como Costa de los Piratas no ha dejado de comerciar con el otro lado del Golfo pese a la extensión del conflicto bélico irano-iraquí a estas aguas. Para comprobarlo no hay más que acudir a la ensenada de Dubai y observar la carga y descarga de los barcos por afanosos trabajadores de origen asiático.
La pesca, la búsqueda de perlas y, sobre todo, el comercio eran las principales actividades económicas de los Emiratos hasta el descubrimiento del petróleo en 1958. La explotación efectiva de éste no se realizó hasta años más tarde. Además de la proximidad geográfica (las costas de Irán se encuentran a apenas 100 kilómetros), están los lazos de sangre. No hay que olvidar que muchos comerciantes iraníes se establecieron aquí hace varias décadas.
Abdolmajid, un joven iraní que vende especias en el zoco de Dubai, asegura que Shiraz -su ciudad natal- es más bonita que el puerto árabe. Él todos los años pasa cuatro meses en su tierra porque no soporta el calor sofocante del verano dubayo.
Cuando se le pregunta por sus obligaciones militares, se encoge de hombros y dice en un correcto árabe que tiene pasaporte de los Emiratos Arabes Unidos. No considera que su actitud sea insolidaria con Irán, "porque con 50 millones de personas hay gente suficiente para combatir". Tampoco le da miedo viajar a su país -"Es muy grande y en Shiraz nunca ha pasado nada"-, e invita a su interlocutora a que visite su ciudad.
Como él, muchos otros iraníes que viven a este lado del Golfo piensan que "el negocio es el negocio" y su situación no les plantea ningún escrúpulo moral. La familia de Abdolmajid sólo vive en Dubai desde hace dos generaciones. En su casa todavía se habla farsi. Otras, con más años en estas tierras, han llegado a colocarse entre las más acomodadas del país y las nuevas generaciones empiezan a olvidar la lengua materna. No obstante, se les distingue de lejos, especialmente a sus mujeres, siempre cubiertas por el chador (especie de capa negra que tapa de la cabeza a los pies).
Viajar a Teherán
Volar desde los EAU hasta Bandar Abas, Shiraz o la misma Teherán no plantea ningún problema. La Iranian Airways asegura varias conexiones semanales. El transporte marítimo también está asegurado. Aparte de las aventuradas travesías de los daus, el Gobierno iraní dispone de su propia flota para recoger la mercancía comprada a empresas de todo el mundo en una lonja que tiene alquilada en el puerto de Sharja, donde no se permite la entrada de mujeres con la cabeza descubierta.
Irán se encuentra entre los mejores clientes de Dubai, según Abdula A. Abulhul, director de Relaciones Exteriores de la Cámara de Comercio de ese emirato, el segundo en importancia de la federación. Abulhul reconoce que las compras de Irán están incidiendo considerablemente en el incremento del volumen de negocios. Fuentes empresariales europeas aseguran que en lo que va de año Irán ha multiplicado en un 200% en relación con 1986 sus compras en los Emiratos.
"Es un buen cliente, coinciden varios empresarios consultados, que aseguran cobrar puntualmente e incluso aceptar los pedidos sin respaldo crediticio debido a la seriedad de los iraníes en los negocios.
La guerra, por supuesto, ha aumentado las necesidades de todo tipo de productos, especialmente de alimentos y electrodomésticos, difíciles de conseguir en la República Islámica, pero cuyos precios en los Emiratos Arabes Unidos son altamente atractivos por la ausencia de impuestos. De ahí que muchas firmas europeas hayan elegido este país como base para sus operaciones comerciales con Irán.
En estas circunstancias es fácil comprender la oposición de los EAU, junto con el sultanato de Omán, a la ruptura de relaciones diplomáticas o al establecimiento de sanciones comerciales contra Irán. Tampoco es ajena a esta actitud la secular amenaza que para los pequeños emiratos ha representado el gigante iraní. En 1971, cuando se produjo la independencia de los EAU del imperio británico, el Irán del sha se apropió de varias islas, entre ellas la de Abu Musa, considerada actualmente como la principal base de operaciones de las lanchas de los pasdaran (guardianes revolucionarios) que atacan a los petroleros en el Golfo.
El negocio de reparar barcos
El conflicto bélico del golfo Pérsico también está beneficiando a las empresas reparadoras de barcos. En los astilleros de Dubai, ni el director, Jan Neeb, ni el subdirector, E. S. Ware, quieren hablar del tema con los periodistas. Una eficiente secretaria se encarga de mantenerlos permanentemente reunidos y se niega a dar citas sin invitación previa. Sin embargo, la propia empresa ha hecho públicos los resultados a través de su boletín Quay News.
"El cuarto año de operaciones ha sido testigo de un continuo y equilibrado incremento de todas nuestras actividades. Ello a pesar de que la situación de la industria de construcción y reparación de barcos en todo el mundo permanece igual que en años anteriores, sin expansión", se asegura en el número 3 de Quay News.
El hecho llama la atención en un momento en que los astilleros de muchos países se encuentran en dificultades debido al bajo volumen de trabajo y, en consecuencia, a los escasos ingresos. Pero la misma fuente reconoce: "Estamos, sin ninguna duda, afectados por el conflicto del Golfo, que influye directamente en la navegación".
Los astilleros del puerto de Dubai fueron inaugurados en mayo de 1983, tras casi 10 años de trabajos, dentro de una ambiciosa política oficial de convertir esa ciudad-Estado en la capital marítima del Golfo. Son las únicas instalaciones de la región que pueden acoger buques de cualquier tipo y capacidad. La dirección se precia de disponer de la más alta tecnología.
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