'El Mesías', un largo villancico
Estamos en tiempo navideño, y como sucede en tantas otras ciudades europeas, suena en Madrid E1 Mesías, de Haendel, por partida doble: hoy lo dirige López Cobos, pero el sábado tuvimos otra versión a cargo de la Orquesta y Coros Bach de Londres, dirigidos por Simon Preston, que contó con la asistencia de la reina doña Sofía. La organizó el Banco Hipotecario para conmemorar los 115 años de su existencia.También se cumple este año un aniversario irregular del estreno del gran oratorio haendeliano, pues hace 245 años que fue estrenado en Dublín. Su autor lo compuso en un breve período (entre el 22 de agosto y el 14 de septiembre de 1741), y en realidad la obra comprende la vida entera de Jesús, desde su nacimiento hasta la resurrección. .Pero aunque su relación con la Navidad termina en la primera. parte, El Mesías está instalado en estas fechas con tanta fuerza como La Pasión de Bach en las de Semana Santa, quizá porque la sensibilidad de las gentes ha descubierto en el primero una brillantez, luminosidad y alegría resplandeciente sólo turbada por algunos momentos más serenamente tristes que hondamente dolorosos.
The London Bach Orchestra and Chorus
Director: Simon Preston. Solistas: Sheila Armstrong, John Mark Ainsley, Roderick kennedy y Paul Esswood. Teatro Real, 19 de diciembre.
La Pasión de Bach es un drama tremendo, una exaltación entre mística, representativa e imaginera que sustituye, acaso con ventaja, al teatro sagrado que el cantor de Santo Tomás no escribió; El Mesías es, en el fondo, el más largo villancico de la historia occidental, cuyos polos expresivos podrían situarse entre la recogida Pastoral y el triunfante Aleluya.
Los intérpretes ingleses entienden El Mesías de forma sencilla, entrañable, sin apelar a recurso espectacular alguno. Esta música de todos nosotros sonó tratada con intensa afectividad, amén de considerable perfección, tanto en lo instrumental como en lo coral. Símon Preston (Nournemouth, 1938), organista en Westmínster y Oxford, intérprete de los conciertos organísticos de Haendel, no sólo tiene bien sabida la partitura, sino cotidianamente vivida. De ahí la belleza de una interpretación que, sin retórica, pone al descubierto el entramado sutil del coherente y unitario oratorio.Del cuarteto solista, de excelente nivel vocal y estilístico, ha de anotarse la gran categoría técnico-expresiva del contratenor Paul Esswood, largamente reconocida, y la admirable de la soprano Sheila Armstrong (Northumberland, 1942), aun cuando esta vez, quizá por alguna indisposición pasajera, encontrara alguna dificultad en la región aguda, lo que en ella es inhabitual. El tenor John Mark Ainsley, de Worcester, y el barítono Roderick Kennedy, de amplia discografía oratorial y operística, son también magníficos artistas para los que El Mesías carece de secretos. El público respondió con entusiasmo ante un estilo que, contra lo que suele suceder, se le ofrecía en vez de imponérsele.
Babelia
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