La fábrica que transformó la costa de Lugo
El complejo industrial Alúmina-Aluminio, el más importe de este sector productivo en España y uno de los tres primeros del mundo, ha transformado desde hace ocho años el estilo de vida de una amplia comarca lucense. La costa de Lugo, con más de 50.000 habitantes, ha variado social, económica, ambiental y urbanísticamente su vida para adaptarse a las formas impuestas por una macroindustria cuya creación conmocionó a los lugareños, acostumbrados a vivir en parroquias minifundistas agrarias y pesqueras.Desde que en 1974 la Empresa Nacional del Aluminio (ENDASA) y Aluminio de Galicia, SA (Alugasa), únicos productores de aluminio electrolítico en España, promocionaron la construcción de una planta para atender la creciente demanda de este metal, iniciando la construcción del complejo industrial, la vida de los habitantes de la comarca ha variado ostensiblemente.
De bien poco sirvieron las oposiciones que los responsables del proyecto hubieron de superar para la adquisición de las 500 hectáreas que se hallaban repartidas en 3.317 fincas de particulares. Tampoco las protestas y movilizaciones por la presencia de una macroindustria que llegaba, en opinión de los vecinos, "para conmocionar una zona costera eminentemente rural". Ni más tarde las que se levantaron por los escasos puestos de trabajo y la contaminación por flúor. Quienes amenazaron con abandonar el lugar no llegaron a hacerlo.
Siete años de conflictividad
Una gran parte de la población de A Mariña vive en torno a este complejo industrial, que genera más, de 1.750 puestos de trabajo directos. Pero, pese a ello, la conflictividad ha estado presente en la zona con rarísimas excepciones desde su inauguración, en octubre de 1980.
El descontento de los lugareños arranca con la instalación del complejo, al no mostrarse satisfechos con los criterios empresariales de adquisición de las fincas, y se cierra con la petición de industrias derivadas de la gran planta industrial.
El complejo ha generado en la zona costera lucense efectos muy importantes de todo género, dado su considerable volumen. Se ha producido un incremento sustancial en el nivel de actividad del sector servicios, especialmente en los subsectores comerciales, hostelería, transportes y alquileres. También un crecimiento vertiginoso en la construcción de viviendas y en la demanda de los mercados locales y adicionales de los productos provenientes del sector agrario y de la pesca. Frente a ello hay que destacar el incremento sustancial del coste de la vida de la población autóctona, que sigue dependiendo de actividades tradicionales.
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