Una bomba en potencia
El Cason constituía desde el principio "una bomba en sí mismo", según expertos oficiales consultados por EL PAÍS, dado que todos los productos químicos que transportaba estallan con facilidad al contacto con el agua.En las bodegas del barco panameño había, en el momento de producirse el accidente, 110 toneladas de aceite de anilina, varias toneladas de sodio metálico, seis toneladas de etanol y 10 toneladas de líquido inflamable de peligrosidad nueve (la máxima). Además, el Cason transportaba recipientes con componentes de pintura altamente inflamables y tóxicos.
De todas esas materias, la potencialmente más peligrosa es el sodio metálico ya que a su contacto con el agua produce efervescencia y libera hidrógeno altamente tóxico, según los especialista en química industrial. Debido a estas características, el sodio debe encontrarse dentro de recipientes herméticos para evitar cualquier contacto accidental con el agua. No obstante, si se produjera el accidente podría combatirse con compuestos carbonatados y, en todo caso, tras los peligrosos vapores iniciales no quedarían residuos tóxicos posteriores.
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