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Un preso con SIDA agredió con su sangre a una enfermera en un hospital de Barcelona

Un recluso de la cárcel Modelo de Barcelona, drogadicto y enfermo de SIDA, salpicó con su sangre, de forma intencionada, el rostro de una enfermera del hospital Clínico. El recluso -R. B. A., de 22 años-, afectado por el síndrome de abstinencia, se autolesionó con los cristales de una ventana y agredió a la sanitaria. El suceso se produjo en la noche del martes.

La enfermera no ha resultado contagiada, según informaron ayer fuentes de la sección sindical de CC OO del hospital Clínico.Los hechos se iniciaron cuando el preso, que se hallaba en el pabellón de confinados del Clínico, arrancó las sondas que tenía en su brazos y se abalanzó sobre una ventanal, con cuyos cristales se produjo varias heridas. La enfermera entró en aquel momento en la habitación para tratar de socorrerle. El preso se lanzó sobre ella, gritando que tenía el SIDA y ensuciándo con su sangre, de forma deliberada, el rostro de la enfermera. El recluso se encontraba, al parecer, en un estado de gran ansiedad, debido al. síndrome de abstinencia, cuando cometió la agresión.

La enfermera, cuya identidad no ha sido revelada, fue atendida por el médico de empresa, según CC OO. Joan Grau, gerente del citado hospital barcelonés, se excusó de no facilitar información sobre el suceso, 36 horas después de que hubiese ocurrido, por "no disponer de un informe oficial".

Fuentes de la Policía negaron ayer que los agentes que custodiaban al preso no intervinieran en defensa de la enfermera para evitar su propio contacto con la sangre del recluso. Esas mismas fuentes aselluraron que el preso fue reducido por dos de los tres funcionarios -un cabo y dos agentes- que se encontraban de guardia.

Según la versión policial, "los guardias informaron a la enfermera de que el recluso estaba muy nervioso y le aconsejaron que no entrara".

Pese a esta advertencia, la enfermera fue a la habitación para atender al recluso, pero le aseguró que "no estaba dispuesta a avisar al médico de guardia porque no era necesario", según el testimonio prestado por los agentes. Esta negativa provocó la irritación del confinado, quien se levantó de la cama y se autolesionó rompiendo el cristal de una ventana.

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