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Crítica:PINTURA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dis Berlin, el estilo enmascarado

En la fiebre de inauguraciones de galerías de arte he aquí una más: la que con el nombre de Columela dirige Valle Quintana, que se ha ganado un puesto de honor entre las nuevas generaciones de profesionales del arte de nuestro país. Para la apertura se ha elegido emblemáticamente un artista también joven y bien acreditado: Dis Berlin (Ciria, Soria, 1959), bajo cuyo exótico nombre se resguarda un estilo generacional, que juega con gestos de sofisticación, melancolía y misterio.La melancolía de Dis Berlin es, no obstante, algo más que una pose social. Tiene un fundamento artístico: el propio de un estado de ánimo que repasa y consume, vertiginosamente, cuantas figuras estilísticas le salen al paso. A falta de una mejor definición, eso es lo que se ha dado en llamar una actitud ecléctica, pero estoy convencido que tras esta genérica calificación descubriremos cuestiones más precisas en el futuro. Es algo que se adivina, por ejemplo, cuando contemplamos una trayectoria como la del propio Dis Berlin, llena de guiños no sólo respecto a determinadas fórmulas artísticas de la modernidad, sino al modo con que el propio autor se pone a sí mismo señalándolas, y cuando, rizando el rizo de esta estrategia de miradas oblicuas, como ocurre en la presente muestra, se despliega perversamente la cuestión del pluriestilismo haciendo énfasis en la simultaneidad de los caminos divergentes.Hay efectivamente en ella hasta tres opciones diferentes engarzadas por un hilo conceptual y sentimental. Está, por un lado, la historia de la recuperación de las imágenes-cartel, de genealogía entre Picabia y cierto pop de tipo Eduardo Arroyo ,por otro, la de una figuración narrativa recortándose sobre códigos de abstracción geométrica; y, en fin, la de los cuadritos en clara referencia, de doble sentido, al constructivismo histórico.Y aún se podría seguir desmadejando la trama de enredos montados en un eje histórico vertical, como cabría hacerlo desde la perspectiva horizontal de la actualidad.Es el talante de la década, la forma de asentarse una generación, que sitúa a Dis Berlin sin agotar, empero, su sustancia. Tiene Dis Berlin una sustancia poética evocativa muy convincente, un modo de deslizar hacia atrás sus emociones hasta cubrirlas de nostalgia.

Station to station

Dis Berlin. Galería Columela.Lagasca, 3. Madrid. Del 3 de diciembre de 1987 al 10 de enero de 1988. De 100.000 a 450.000 pesetas.

Lo hace con este punto de fealdad necesario para que las calenturas emocionales puedan objetivarse y multiplicar su significación. Lo cotidiano se vuelve mítico y la realidad -enmascarada- recupera su fuerza misteriosa.

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