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Entrevista:

"Estoy un poco harta de hacer de niña mona"

Trinidad Sevillano, una figura de la danza de 19 años

Trinidad Sevillano es ya, a sus 19 años, una de las más prometedoras figuras de la danza. A los 14 años ingresó como solista en el Ballet Nacional de España. Dos años más tarde fue presentada en la gala anual de Chicago, donde la vio Peter Schaufuss, director artístico del London Festival Ballet, quien la contrató para su compañía en calidad de primera bailarina. La bailarina se encuentra, sin embargo "harta de hacer de niña mona".

Las críticas especializadas hacen elogios de esta gran bailarina. En su ya extenso repertorio llama la atención por su excelente técnica, limpia y segura, utilizada con gran naturalidad y siempre en favor de la expresión de sus personajes. Sus papeles preferidos son Nikiya, en La bayadera; Julieta, en el paso a dos de Romeo y Julieta; Olga, en Eugene Onegin, Giselle. A su lado está siempre un hombre, Ricardo Cue, que cuida de su carrera, la dirige y aconseja. Quiere que Trini, como la llama cariñosamente, cuide su estilo. En el London está aprendiendo repertorio, y quienes la enseñan son primeras figuras, como Natalia Makarova. Eso es lo importante dice. Trinidad ha dejado España y sólo viene esporádicamente como invitada en galas y festivales, y por supuesto, siempre que su trabajo en la compañía se lo permite.

Pregunta. Dicen de ti que eres expresiva, ardiente, de técnica depurada, sensible para la música. ¿Es éste tu ideal de bailarina? ¿Te falta algo en tus cualidades?

Respuesta. Cuando bailas tienes que estar contenta contigo misma, y luego, dar lo mejor de ti. Si buscas fuera, te pierdes. No pienso en eso de los ideales.

P. Tu interpretación de Giselle dicen que es espléndida, das la imagen perfecta de jovencita romántica, tierna y enamorada. Podrías convertirte en un arquetipo, es peligroso.

R. Sí, sobre todo porque tengo mucho que hacer todavía, que experimentar. Estoy un poco harta de hacer de niña mona. Si me gusta Giselle es por... volverme loca... La escena de la locura es lo que más me gusta. Yo siento que no tengo límites, podría hacer muchas cosas.

P. ¿Te gustaría probar con la danza moderna, hacer papeles más de acuerdo con tu personalidad?

R. Ya lo hago, me encantan los ballets de Christopher Bruce porque no es sólo movimiento. Él cuenta una cosa, dice cosas... A mí me gusta interpretar, sentir amor, sentir odio.

P. ¿La técnica por la técnica, sin significado?

R. No, no me interesa, para eso están las olimpiadas y, como no me gustan, me quedo en mi casa.

P. Dices que Gelsey Kirklan es tu mejor bailarina y la que más te ayudó a encontrar el sentido de lo que haces.

R. Sí, sobre todo me ayudó a encontrarme. Yo estaba muy perdida.

P. ¿No te produce un poco de angustia su libro Bailando sobre mi tumba? No deja títere con cabeza.

R. No, para nada. Yo la amo.

P. Pero cuando dice que el público y la crítica no tienen ni idea y se ríe de los elogios...

R. Es que, cuando te exiges mucho a ti misma, no escuchas, no aceptas. Si estás segura de lo que haces de ti, no aceptas los halagos.

P. ¿Por qué te fuiste de España?

R. En el Ballet Nacional no hacía más que ensayar y ensayar por siempre jamás, amén. Casi nunca hacíamos espectáculos, y yo sentía que necesitaba más. Aprender... vivir... Sentía frustración, agotamiento...

P. ¿Volverías si las cosas cambiaran ahora con la llegada de los rusos?

R. A bailar, encantada. Para quedarme, no. Por supuesto que no, pero invitada, claro que sí.

P. Pero Plitseskaya puede darte eso tan importante para ti, el estilo.

R. Bueno, pero no es la única. Aquí tengo a Makarova, para qué otra. Si estoy bien aquí, ¿por qué cambiar?

P. ¿Qué ha supuesto para ti estar en Londres, un cambio de técnica, una liberación?

R. En el London he aprendido a trabajar. Yo siempre he sabido bailar, pero aquí me han enseñado algo tan simple como hacer bien una clase. Nunca he sabido trabajar el cuerpo para que los músculos no sufran, y si trabajas sin cuidado creas malformaciones. Esto es lo que estoy corrigiendo ahora.

P. ¿Tienes algún problema físico?

R. Lo tuve cuando estaba tan deprimida, trabajaba mal y sin ganas. Como tengo tanta facilidad... como mi cuerpo es tan, tan fácil, debo saber trabajarlo. También he aprendido a saber lo que quiero, es una experiencia irte sola, sin hablar una palabra de inglés y con una gran responsabilidad a tus espaldas sin estar segura de que la mereces. Yo no era consciente de lo que hacía. He ido descubriendo todo.

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