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El avión de Pinochet devuelve a Chile al militar liberado por el FPMR en Brasil

El teniente coronel Carlos Carreño, subdirector de la principal fábrica de armamentos chilena, llegó ayer a Santiago en el avión del general Augusto Pinochet, después de que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) le liberara en Sâo Paulo (Brasil), tras 92 días de secuestro. El oficial fue llevado a Brasil drogado, en una caja dentro de un camión, después de que su familia pagara 76.000 dólares (8,5 millones de pesetas) y distribuyera a la Prensa un comunicado del FPMR. La acción, considerada "espectacular" por el propio fiscal militar, Fernando Torres, ha sido la más importante realizada por el procomunista FPMR desde que fracasara su atentado contra Pinochet en 1986.

El FPMR esquivó el cerco policial y los allanamientos masivos realizados por miles de soldados en las primeras semanas de búsqueda, negoció a través de la Iglesia católica la libertad del oficial, logró que se distribuyera en alimentos el dinero del rescate en 13 barriadas obreras, consiguió que la Prensa vulnerara la prohibición de informar y burló los controles de la frontera frente a un régimen que ha hecho de la seguridad un principio rector.La mayoría de los partidos políticos de la oposición y la Iglesia católica, que habían criticado el secuestro, manifestaron su alegría porque Carreño fue entregado ileso y pidieron que se libere a cinco opositores secuestrados en septiembre, que están detenidos y desaparecidos. Fuentes cercanas al régimen militar habían advertido que los cinco desaparecidos estaban en manos de comandos progubernamentales en garantía por la vida del oficial secuestrado y que sufrirían la misma suerte que corriera éste.

Carreño -de 39 años, experto en armas de la Fábrica y Maestranzas del Ejército, Famae- fue liberado fuera de Chile porque, aparentemente, sus. secuestradores temían que fuera asesinado por las fuerzas de seguridad si era entregado en Santiago. Se presentó inesperadamente en el diario O Estado de Sâo Paulo al anochecer del miércoles (madrugada del jueves en España), y allí declaró que sus captores le secuestraron como prisionero de guerra. "No fui golpeado o torturado", expresó, informa Eric Nepomuceno.

El oficial se manifestó como "un admirador de Pinochet" y pidió al jefe del Estado que le otorgara un descanso. Reconoció que durante el cautiverio escribió una carta, bajo el efecto de drogas, pidiendo sublevarse a sus compañeros de armas. Carreño estuvo secuestrado en tres sitios diferentes en Chile y dijo que no temió ser asesinado, pero sí un intento de rescate por parte de las fuerzas de seguridad. "Uno de los lugares estaba repleto de explosivos, y me dijeron que si éramos descubiertos todos nioriríamos", declaró Carreño.

"Reflexiones" en cautiverio

La víspera de su liberación, un portavoz del FPMR hizo pública en Barcelona una cinta magnetofónica en la que una voz, que identificó como perteneciente al secuestrado, realiza una dura crítica contra el régimen de Pinochet. El portavoz del FPMR, Marcelo Reyes, expresó el temor de esta organización a que, tras su liberación, Carreño sea asesinado por las fuerzas de la dictadura, "no sólo para inculpar al Frente, sino para impedir que haga público el resultado de su reflexión". La cinta magnetofónica contiene tres mensajes que Carreño supuestamente dirige a sus compañeros de la fábrica de armamento del Ejército, a los oficiales de las fuerzas armadas y al general Humberto Gordon miembro de la Junta Militar en representación del Ejército de Tierra. En ellas pide el cese de la represión militar y dice haberse dado cuenta de que los militares oprimen al pueblo.

En los tres mensajes, el oficial chileno habla de las contradicciones existentes entre la información oficial y los testimonios a que a tenido acceso durante su secuestro sobre la represión y la tortura. Asimismo, invita al Ejército a reflexionar y pide que cesen las operaciones destinadas a liberarle, ya que, dice, "es imposible que me encuentren" y que, de ocurrir, "sería fatal para mí".

En su mensaje a los oficiales de las fuerzas armadas, Carreño denuncia 14 "ignorancia irresponsable" del Ejército ante los "sacrificios, agresiones, torturas y situaciones peores" que sufre la población. A continuación les invita a modificar su actitud: "No podemos ni debemos seguir presionando al pueblo, ni reprimir sus derechos ni actuar contra nuestra patria. Tenemos un nuevo camino por trazar". "No echéis al viento mis palabras, salidas del corazón herido de un soldado", concluye.

El militar partió ayer de Sáo Paulo, acompañado por seis agentes de seguridad. Las agencias de noticias informaron que parecía asustado, aunque él dijo que se sentía feliz de regresar. Al llegar a Santiago, Carreflo bajó rápidamente del avión y fue trasladado a un helicóptero del Ejército que le llevó del aeropuerto, seguido por otro helicóptero, a un hospital militar, donde se reunió con su familia y se le practicaron exámenes médicos.

La reacción en el régimen fue enérgica, buscando tapar las fisuras en su dispositivo de seguridad. El jefe de la Armada y miembro de la Junta, almirante José Toribio Merino, dijo ser partidario de la pena de muerte para los secuestradores y negó que el sacar a Carreño fuera del país constituyera una demostración de fuerza por parte del FPMR. Simultáneamente, el régimen militar prorrogó ayer por otros tres meses el estado de emergencia que rige en el país desde septiembre de 1983, con algunos períodos de excepción en los que se ha decretado el estado de sitio.

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