Un homenaje al teatro
Un autor nuevo estrena una comedia que es un juvenil homenaje al teatro. Alesio es el nombre de un cómico napolitano que camina por el mundo y en Sevilla pasa por enredos y aventuras propias del teatro del siglo XVII pero también de la comedia del arte. Hay citas de teatro de otros siglos y comedias, de Calderón o de Shakespeare, de quien además hay una tradición de clowns como son la pareja de asesinos a sueldo; hay remedos de La Celestina, luces y sombras del Tenorio Todo mezclado y compuesto con un humor amoroso hecho ya desde dentro del teatro, del que este muchacho -poco más de 20 años- es y se confiesa aprendiz. La clave que da en las líneas para el programa es la de su personalidad de alumno; y el pudoroso dibujo que hace del maestro ideal parece coincidir con el de quien lo ha sido real en la Escuela de Arte Dramático, José Estruch. De ahí se puede imaginar la procedencia de algo de lo que no sé si ninguno de los dos es consciente: un cierto aire del teatro juvenil de los años treinta, de aquel que refleja Casona dentro de Nuestra Natacha o los estudiantes aguerridos de las misiones de cultura o de la tropa de Lorca, y que prácticamente desapareció de España con la pérdida de la guerra civil. Incluso la escenografía de Svoboda y los figurines de Sarka Hejnova recuerdan mucho a los ilustradores de los cuentos de esa época, con un dibujo y unos colores casi infantiles, llenos de ingenuidad, en la que también incide el director de escena, Pere Planella, en sus movimientos de actores y en la gestualidad marcada como repetición de actitudes tradicionales típicamente teatrales. Lógicamente, puesto que el texto es así Ignacio García May, que ganó con esta obra el Premio Tirso de Molina de 1986 -cada vez más acreditado por sus elecciones-, parece habitado por ese mundo de papel que es el teatro de arquetipos: una imitación de lo que era imitación, un juego de teatro dentro del teatro y otra vez dentro del teatro, con escasas huellas de vida humana que no sean las referidas en ciertos momentos a la vida del cómico, tan envuelta por el hambre, el desprecio y la persecución, tema principal de este homenaje en el que todos participarnos. En su construcción tiene grandes aciertos. La sabia mezcla de citas y referencias está sabiamente hecho de forma que no perjudique las otras acciones y forme parte de ellas; y también la manera de narrar las historias paralelas sin perder los hilos; la escena casi final de la representación dentro de la representación es un hallazgo cómico considerable y surte su efecto. Hay un defecto de longitudes: no sólo la general de la obra, sino también las de escenas, y las justificaciones de los sucesos. El final se alarga innecesariamente, como si el autor tuviera tanto amor a su obra y sus personajes que no se decidiese a dejarlos. Es defecto común a muchos autores hechos.Pere Planella ha elegido un reparto preferentemente juvenil, como acentuando la ingenuidad de la obra, y no la favorece, a partir de la elección de un niño -Juan Diego Botto- como narrador o coro, añadiendo así algo más al estilo de cuento. Toni Valero estiliza mucho su personaje de Alesio, que requeriría un histrión, un actor de más volumen y peso escénico, con otra voz y otra enjundia; simplemente con la edad del personaje; y a Maruchi León le faltan también mayores dobleces y segundos fondos. La seguridad la dan Walter Vidarte, en un personaje que también parece venir de la línea de Shakespeare, y Vicente Díaz, en un acompañante pesimista que también es un acierto de autor. A cambio de las inexactitudes citadas se obtiene también por esa vía la sensación de los teatros juveniles de la II República. Todo el trazado de movimientos está hecho con agílidad.
Alesio
De Ignacio García May, premio Tirso de Molina 1986. Intérpretes: Juan Diego Botto, Walter Vidarte, AntonioValero, Pepa Valiente, Juan José Otegui, Emilio Mellado, César Sánchez, Sonsoles Benedicto, Juan Matute Eva García, Juan Jesús Valverde, Míj~chi León, Cesáreo Estébanez, José Antonio Correa, Vicente Díez, Ángel Pardo, Miguel Gredilla, Juan José Pérez, Juan Rueda, Raúl Moreno, Rubén Pareira, Alfonso Goda. Música de Pedro Estevan. Vestuario de Sarka Hejnova. Escenografia: José Svoboda. Dirección: Pere Planefia. Teatro Nacional María Guerrero, 17 de noviembre.
En el espejo del público se reflejó la obra tal como es: silencios cansados en los baches, carcajadas en las escenas cómicas, rumor en, las frases que le parecían acertadas y el buen ánimo deapoyar al principiante -tan sabio-, que fue ovacionado y aclamado al final de la obrajunto con sus compañeros de aventura. Las hadas buenas de este bautizo presagian un buen autor, al que le Regará a su tiempo la envergadura, el hálito de la vida, la entraña del teatro que tiene más fuerza que su superficie.
Babelia
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