Trent d'Arby: "La sociedad americana es la panacea del sexismo y la violencia"
El músico 'pop' anuló un concierto en Viena por oposición a Waldheim
Terence Trent d'Arby, cantante norteamericano afincado en Inglaterra, ofreció anoche en la sala Zeleste de Barcelona un único concierto español, dentro de una amplia gira europea en la que no ha faltado el detalle polémico: el músico, nacido en Nueva York hace 25 años y última revelación del pop negro, suspendió su concierto en Viena, para el que se habían agotado todas las localidades, al negarse a actuar ante una audiencia que "conscientemente había elegido como presidente de su país a Kurt Waldheim, un nazi aupado por su pueblo con total conocimiento de causa", según declaró a este diario durante su corta estancia en la capital catalana. En otro momento de la entrevista señaló: "La sociedad americana es la panacea del sexismo".
El músico, con un pasado agitado, se fugó del hogar a los 16 años para huir de la férrea disciplina religiosa impuesta por su familia: su padre es, efectivamente, pastor de la Iglesia de Pentecostés y su madre, cantante en un coro de gospel. "Odio todo ese rollo religioso. Cuando era pequeño escuchaba a escondidas cualquier tipo de música que no tuviese relación con el gospel. Era como una vía de escape, una rebelión personal", señaló.La relación entre la religión y la música negra es un hecho incuestionable, pero éste no es el caso de Terence Trent d'Arby. "En el mundo hay demasiadas cosas bonitas para caer en esa trampa. Personajes maravillosos como Muhammad Ali, Marvin Gaye, Malcohn X, Muddy Waters, los Rolling Stones, Sam Cooke o Chuck Berry pueden ser tomados perfectamente como dioses en la tierra". .
De continuar grabando discos, es posible que Trent sea considerado un dios por sus seguidores. Ante esta cuestión se limita a señalar que cabe esa posibilidad y cuando se le señala cierta arrogancia en su postura ataja: "Soy arrogante". ¿Táctica natural o imagen premeditada? "La mayoría de los artistas muestran siempre una cara complaciente, intentan agradar a la prensa para que ésta hable bien de ellos. Yo no le doro la píldora a nadie: lo que importa es mi música y mis actuaciones".
En alguna ocasión el cantante ha declarado que su disco de presentación Introducing the hardline according to Terence Trent DArby es el mejor elepé de la década de los ochenta y que se considera un genio sin discusión. "Creo que lo soy. Cuando he de afrontar una entrevista digo lo que siento. Trabajé una época como periodista y conozco el mecanismo que rige el mundo del pop: siempre la misma pose, las mismas preguntas, las mismas respuestas; tópicos y mas tópicos. Tremendamente aburrido". Antes de iniciar su carrera musical, Trent d'Arby ejerció de boxeador. Reclutado por el ejército americano, aceptó el reto de viajar a Europa y dejar atrás a su odiada América: "La sociedad americana es horrible. Es la panacea del sexismo, la violencia y el racismo".
Destinado a un cuartel de Berlín, el cantante apuró sus posibilidades musicales formando el grupo The Touch, trampolín que le permitió contactar con la CBS inglesa para su lanzamiento internacional. Antes, no obstante, pasó una temporada recluido en la cárcel por desertar de sus obligaciones militares. "Fue en esa época cuando tomé conciencia ideológica" dice.
Entre EE UU e Inglaterra
Sobre las diferencias entre los Estados Unidos de Ronald Reagan y el Reino Unido de Margaret Thatcher, país en el que reside, contesta: "La Inglaterra de Thatcher no es un paraíso, pero hay un sentido general entre sus habitantes mucho más abierto. Los contrastes son más radicales entre el Gobierno y la población que en EE UU. En Norteamérica adoran a Reagan; en Inglaterra, a pesar de su éxito en las urnas, odian a Thatcher. Me siento mejor allí". Preguntado sobre cuándo va a empezar a despotricar contra la primera ministra británica, espeta: "Puedo empezar ahora mismo. Es una zorra. ¿Vale?". Sensible a los problemas sociales, Terence Trent d'Arby intenta mantener siempre una postura íntegra. Del asunto Waldheim señala: "Fue durante una actuación en Múnich, al reactivarse el caso Waldheim, cuando me planteé la suspensión. Y tomé la decisión de golpe. No me importó hacerlo, aunque esto me va a acarrear muchos problemas: aparte de las pérdidas económicas, todos en Austria se han puesto contra mi". "Ahora me estoy planteando no acudir a Australia en una próxima gira", añade. "Nadie habla del genocidio de la población aborigen, pero está ahí".
Babelia
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