Un estudio oficial revela que la extracción de agua para uso agrícola pone en peligro el parque de Doñana
Un estudio del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), dependiente del Ministerio de Industria y Energía, revela que el Parque Nacional de Doñana corre peligro de sufrir una desecación grave en los próximos 20 o 25 años si continúa como hasta ahora la explotación de los acuíferos para aprovechamiento agrícola en la zona aledaña al parque, dentro del Plan Almonte-Marismas. La rebaja del nivel de agua en el terreno podría producir la desecación de las marismas.
El estudio se ha realizado aplicando diversas variantes a un modelo matemático diseñado para simular la evolución de los niveles del agua subterránea durante los próximos 25 años, en función de las extracciones que de esta agua se hacen en los alrededores del parque para explotación agrícola.Según la introducción del informe, éste "es, exclusivamente, hidrogeológico, por lo que en ningún modo pueden sacarse conclusiones ecológicas". Sin embargo, ese mismo apartado se inicia asegurando que "la gran diversidad de plantas y animales existentes en el parque le otorga la categoría de ser uno de los de mayor importancia de Europa. Este hecho se debe a muchos factores; uno de ellos es la localización de zonas de surgencia de agua subterránea". Del mismo modo se expresan los ecologistas y científicos especialistas en Doñana consultados por este diario, cuando afirman que una reducción del nivel del agua significaría el fin del parque, donde la vida, afirman, depende de la cantidad y calidad de este elemento.
El estudio concluye con una serie de recomendaciones relacionadas con la explotación de recursos: "Situar las explotaciones futuras, o parte de las mismas, en puntos más alejados del parque, en zonas en las que la influencia hidrogeológica sea mínima". Se recomienda también "tender a suprimir progresivamente las extracciones ubicadas en el acuífero semiconfinado, incluso la explotación temporal para relleno de lucios dentro del parque, buscando soluciones alternativas a la explotación actual", y "no aumentar sustancialmente las extracciones de agua subterránea en el entorno del parque por encima de las 7.000 hectáreas". En la actualidad son 10.000 las hectáreas que se mantienen en regadío dentro del Plan Almonte-Marismas.
Se recomienda también abrir nuevas investigaciones sobre el estudio "con mayor precisión" de la recarga del acuífero, de los flujos que se originan en las marismas, y de la posible construcción de una red de estaciones de aforos de aguas superficiales.
Supuesto matemático
Según los cálculos matemáticos, en el año 2005, tras 20 años de explotación, suponiendo una superficie regada de 5.500 hectáreas -la que corresponde a 1984- y una lluvia constante de 576 milímetros anuales, se producen descensos superiores a los 20 metros en pequeñas zonas localizadas al norte de El Rocío. En el supuesto de que la lluvia se mantenga constante y la superficie regada sea de 6.935 hectáreas -correspondiente a la explotación en 1986- los descensos en el nivel de agua son más acusados. Al norte de El Rocío existen pequeñas zonas en que se superan los 20 metros, y las áreas en las que se localizan descensos superiores al metro afectan en este supuesto a una extensión de unos 650 kilómetros cuadrados.Sobre la misma hipótesis anterior, para simular el comportamiento del acuífero en situaciones adversas, se ha supuesto que entre los años 2005 y 20 10 la precipitación media anual descendería de 576 milímetros -cifra que se admite como media entre 1985 y 2005- a 409 mm, y que la lluvia útil y la infiltración descenderían en igual proporción, manteniéndose las extracciones invariables. Con estas condiciones, los descensos en las aguas superiores a un metro afectarían a una extensión de unos 700 kilómetros cuadrados. Los máximos descensos son superiores a los 20 metros y afectarían a la superficie de 20 kilómetros cuadrados al norte de El Rocío. Descensos superiores a los 10 metros se localizan al norte de esta aldea en unos 40 kilómetros cuadrados y al sur en unos 50 kilómetros cuadrados. Los descensos superiores a los cinco metros son del orden de 125 kilómetros cuadrados. "Estos descensos", dice el informe, "provocan variaciones en las surgencias naturales existentes en el entorno de las marismas".
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