La 'cumbre' árabe condena el régimen de Irán, pero no le sanciona

ENVIADO ESPECIAL, La cumbre extraordinaria de Amman, que reunió durante cuatro días a los 21 miembros de la Liga Árabe, entre ellos 15 jefes de Estaulo, concluyó ayer con una firme declaración de apoyo a Irak y dé condena a su adversario en la guerra del Golfo, la República Islámica de Irán.

Los reunidos fueron, sin embargo, incapaces de adoptar medidas conjuntas contra Teherán, como las repetidamente evocadas sanciones materiales o ruptura de relaciones diplomáticas. Radicales y moderados, pro iraquíes y pro iraníes del mundo árabe, hicieron delicados equilibrios para conseguir una cierta unidad.

El comunicado final de la reunión contiene duras palabras para Irán. "Los dirigentes árabes han reprobado la obstinación del régimen iraní en no cesar las hostilidades, continuar sus provocaciones y amenazas respecto a los Estados del golfo Arábigo", dice el texto suscrito por todos los participantes. "La conferencia", prosigue, "ha condenado a Irán por su ocupación de territorios iraquíes y las dilaciones que opone a la aceptación de la resolución 598 del Consejo de Seguridad [de la ONU] ".

La cumbre exige de Irán "la adaptación y aplicación integral de la resolución 598", y "expresa sus solidaridad con Irak" y su "consideración por la aceptación sin reservas" por parte de este país beligerante de la resolución citada, que solicita un inmediato alto el fuego en el conflicto.

Los miembros de la Liga Árabe no han adoptado ninguna iniciativa de paz concreta, por lo que la pelota está de nuevo en el campo de las Naciones Unidas y de Ios esfuerzos de su secretario general, Javier Pérez de Cuéllar.

Los reunidos en Amman, según confirmó a primeras horas de la noche el rey jordano Hussein, en conferencia de prensa, no han concretado medidas materiales contra el régimen islámico de Teherán.

Tampoco han recogido la petición iraquí de que los árabes vengan en su ayuda, según el pacto de defensa mutua de la organización. Ni siquiera la ruptura de relaciones diplomáticas, evocada en las reuniones de Túnez que precedieron al encuentro de Amman, ha sido mencionada en la resolución final.

Siria, principal aliado árabe de Irán, ha accedido a firmar un texto muy severo respecto a los revolucionarios islámicos, pero como contrapartida ha conseguido que la cumbre se disuelva en buenas palabras, como las pronunciadas anoche por el rey Hussein.

Siria ha conseguido, por el contrario, que la cumbre no apruebe la readmisión de Egipto en la Liga Árabe, objetivo urgente de Irak y sus aliados moderados, como Jordania, Arabia Saudí, Kuwait o Marruecos.

El aplazamiento indefinido del retorno egipcio al máximo exponente de la unidad árabe es una pírrica victoria de Siria y también de Libia y Argelia, los llamados radicales.

Pero la reunión ha abierto una puerta trasera a Egipto, al aprobar que "el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre todo Estado árabe miembro de la Liga y Egipcio, constituye un acto de soberanía, que cada Estado decide conforme a su Constitución y sus leyes".