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EE UU considera que se abre un periodo incierto y difícil en su relación con España

Francisco G. Basterra

España y Estados Unidos entran en un período difícil e incierto en su relación bilateral tras la denuncia del acuerdo defensivo que vincula a los dos países desde 1953, según admiten fuentes gubernamentales, del Congreso y del mundo académico consultadas por EL PAÍS. España ha vuelto, tras muchos años de ausencia, a las primeras páginas de la Prensa norteamericana, desde donde se denuncia el "egoísmo" de la posición española en el asunto de las bases y "la falta de solidaridad" con la OTAN, y se subraya que Felipe González se encuentra ante un difícil dilema político.Hay alternativas para los aviones, aunque sean costosas en un momento de graves problemas presupuestarios -ultimamente se habla mucho de Portugal-, pero España, finalmente, perderá más si Washington tiene que sacar todos los F- 16 del país, aseguran medios políticos en Washington, seis meses antes de que LE UU comience el desmantelamiento de sus bases si los dos países no llegan a un acuerdo. "Aunque sean cinco, pero González tiene que quedarse con algunos F-16", afirma un ex embajador norteamericano en en España hace 10 años.

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El Departamento de Estado está haciendo un esfuerzo por desdramatizar la situación, asegurando que hay voluntad de llegar a un acuerdo y que los norteamericanos continuarán en España. Pero este esfuerzo diplomático no oculta la irritación producida por la firmeza española sobre Torrejón. El problema es "una complicación importante en la relación bilateral, pero no suficiente piara romperla", aseguran medios del Congreso. "De aquí a enero asistiremos a un período de enfriamiento de la tensión, sin que ocurra nada nuevo, y Iuego Felipe González deberá evaluar la situación política interna y definir un acuerdo que sea aceptable para las dos partes", estima una fuente próxima a la negociación.

Situación preocupante

'Ta situación es muy preocupante y particularmente difícil al coincidir con las negociaciones de bases con Grecia [se abrieron ayer en Atenas], Turquía, Portugal y Filipinas", afirma Kenneth Moss, un experto del Wilson Center que, Vasta julio y durante años, ha asesorado al Comité de Asuntos Exteriores del Congreso."Los congresistas", explica Moss, "no tienen simpatía por a la posición del primer ministro ) González, no entienden la posición de su Gobierno. Están y felices de que mantuviera al í país en la OTAN, pero ser - miembro de la Alianza Atlántica conlleva responsabilidades, que incluyen, en su opinión, la aceptación de las bases".

"Esto no quiere decir", explica Moss, que admite que los argumentos españoles no han hecho mella en el Legislativo, - que "en el Capitolio no se entienda que el Ejecutivo norteamericano deba tener una posición flexible. Por eso fue muy bien recibida la propuesta de llevar los F-16 a Morón". Los congresistas ven el problema , como un asunto de la OTAN a más que bilateral, y esto explica que el Senado haya votado que los costes para pagar el redespliegue de los aviones sea sufragado por la Alianza Atlántica y no por el contribuyente norteamericano.

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Bastantes observadores piensan aquí que González se ha colocado en una posición muy difícil: "Quizá haya salvado un problema de política interior, pero ahora tiene más problemas que cuando empezó las negociaciones". Desde Washington se pide a González que haga un esfuerzo "creativo" para resolver el bloqueo, lo que traducen en que dé marcha atrás, como hizo con el tema de la OTAN.

La sustitución de los F-16 por los nuevos F-18 españoles, aunque no en todas sus misiones, es una eventual concesión que podría ayudar a romper la actual crisis.

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