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Acuerdo histórico de desarme entre la URSS y EEUU

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan y Mijail Gorbachov se reunirán el próximo 7 de diciembre en Washington para firmar un tratado para la eliminación de todos los misiles de alcance intermedio situados en Europa, en la tercera cumbre entre los dos políticos. Un acuerdo histórico que, por primera vez en la era nuclear, acabará con una categoría completa de armas atómicas. El presidente norteamericano, al anunciar ayer la fecha de la esperada cumbre, afirmó también que en 1988 irá personalmente a "Moscú, "donde espero", dijo, "firmar un acuerdo de reducción de los misiles de largo alcance".

"Gorbachov ha aceptado mi invitación para venir a Washington", anunció Reagan a las dos de la tarde (ocho de la noche, hora peninsular) en una inusual aparición en la sala de Prensa de la Casa Blanca junto al ministro de exteriores soviético, Eduard Shevardnadze, que sonreía abiertamente a las palabras del presidente.Reagan se declaró "muy satisfecho" por el acuerdo alcanzado que permite la cumbre, cuyo desbloqueo ha sido posible por una carta personal de Gorbachov, entregada ayer al presidente norteamericano por Shevardnadze.

El presidente explicó que la reunión con el líder soviético se produce sin condiciones relativas a la guerra de las galaxias, aunque precisó que en la cumbre de diciembre los dos líderes discutirán la reducción de los arsenales de armas estratégicas. "Todo va a ser discutido", dijo el presidente, "incluido el sistema de defensa espacial, pero no sacrificaré la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) que ofrece una oprtunidad para la paz en el mundo".

Gorbachov finalmente se ha conformado con que esta cuestión se discuta en relación con la disminución en un 50% de los cohetes intercontinentales. Reagan dijo también que "hemos progresado" en el tema de la SDI, sugiriendo que hay más flexibilidad por ambas partes que "puede ayudar" a un acuerdo sobre las armas estratégicas.

No visitará el país

La primera visita de Gorbachov a Estados Unidos será posiblemente breve, una estancia de trabajo que el líder soviético no aprovechará para visitar el país como deseaba Reagan. "Para enseñarle mi rancho en California tendré que esperar a otra visita", explicó el presidente, quien justificó esta decisión por motivos de calendario de los dos dirigentes. Pero parece que Gorbachov, sólo para concluir un acuerdo sobre misiles nucleares de alcance intermedio (INF) prefiere no prolongar su estancia aquí en una gira de propaganda que sería bien aprovechada por Reagan. La URSS aún confía sin embargo en alcanzar en la cumbre de Washington, el próximo mes, un acuerdo marco, o de principio, sobre la relación entre los misiles ofensivos de largo alcance y la guerra de las galaxias.

El presidente confirmó que el acuerdo sobre INF está prácticamente concluido a falta de algunos detalles técnicos, pero importantes, como la verificación. Reagan prometió que estados Unidos va a lograr el mejor acuerdo de verificación de un tratado de la historia.

Junto al fuego de una chimenea en el Departamento de Estado, y en el Despacho Oval de Reagan en la Casa Blanca, Estados Unidos y la URSS resolvieron ayer uno de los mayores suspenses diplomáticos de los últimos años. Tres horas de conversaciones bastaron para deshacer el enigma, sólo una semana después de que Mijail Gorbachov se negara, en Moscú, a fijar una fecha para su tercera cumbre con Reagan.

Eduard Shevardnadze, el ministro de Exteriores del Kremlin, llegó en la madrugada del viernes a Washington como cartero de lujo, con una misiva de Gorbachov, y la luz verde del máximo dirigente soviético para acordar una reunión al máximo nivel con el anciano y ferviente anticomunista presidente Ronald Reagan. Nunca la Unión Soviética se había vuelto atrás de una decisión con tanta celeridad, explicada según los observadores norteamericanos por el reconocimiento de Gorbachov de que había cometido un error de cálculo, minusvalorando la firmeza de un Reagan acosado por muchos problemas, tratando de condicionar la cumbre a una limitación previa de la guerra de las galaxias.

Gorbachov ha preferido limitar los daños a su credibilidad, visibles en la negativa reacción en Europa occidental, y ha dado marcha atrás. Lo ocurrido demuestra también, opinan los kremlinólogos de Washington, el personal estilo político de Gorbachov pero también, probablemente, que está en control de la situación en Moscú al permitirse este giro tan rápido.

Shevardnadze había iniciado su jornada de ayer a las nueve de la mañana (tres de la tarde, hora peninsular) a solas con Shultz en el Departamento de Estado. El ministro soviético le entregó una copia de la carta de Gorbachov para que fuera traducida. Luego la reunión se amplió al reducido equipo de asesores soviético, Victor Karpov, el embajador en EEUU, Yuri Dubinin y Alexander Bessmertnykh, y, al consejero de Seguridad Nacional, Frank Carluccí y al embajador en Moscú, Jack Matlock.

Tres horas después Shultz y Carlucci acudieron a la Casa Blanca donde, durante media hora, informaron a Reagan de lo ocurrido durante la mañana. El presidente recibió luego en su despacho a Shevardnadze, que le hizo entrega de la misiva personal de Gorbachov. Posteriormente, Reagan y las dos delegaciones mantuvieron una breve reunión de trabajo.

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