Cae el quinto misil del mes sobre Bagdad
Irán lanzó ayer su quinto misil del mes y el decimosexto en lo que va de año contra Bagdad en la madrugada de ayer. Según un porta voz militar iraquí el proyectil destruyó varias casas y edificios de la zona residencial de la ciudad, hiriendo o matando a una cantidad indeterminada de personas. Entre tanto, los dos primeros dragaminas de la Armada norteamericana hicieron ayer su entrada en el golfo Pérsico, poco después de que zarpara desde Kuwait el decimocuarto convoy petrolero con matrícula norteamericana.
MARIA ÁNGELES ESPINOSA ENVIADA ESPECIAL, Las agencias oficiales IRNA (de Irán) e INA (de Irak) se hicieron eco de las versiones de sus respectivas autoridades. "Irak no dejará este crimen sin respuesta", aseguró el portavoz militar iraquí citado por INA. Según esta fuente, el misil, "facilitado por los enemigos de la nación árabe", se dirigió voluntariamente contra civiles inocentes. Horas antes, en Teherán, la capital iraní, un portavoz de los pasdarán (guardianes de la revolución) había anunciado que sus fuerzas habían alcanzado con un misil "un edificio de las fuerzas aéreas" en la capital iraquí.Teherán inistió ayer en que proseguirá sus ataques "contra Bagdad y otras ciudades iraquíes" hasta que logren frenar al enemigo. Sólo las tres ciudades santas del shiismo quedan excluidas de la amenaza: Kufa, Kerbala y Nayaf.
Los misiles caídos en Bagdad los días 5, 6 y 10 de octubre produjeron 12, 12 y 15 víctimas, respectivamente. En la última ocasión, el pasado día 13, el proyectil dio de lleno en una escuela, causando la muerte de 32 personas (entre ellas 29 niños) e hiriendo a otras 218. A partir de aquel día ambos bandos se han enzarzado en un peloteo de represalias y contrarrepresalias cuyos principales escenarios son las áreas de población civil de la parte sur del frente. Es este uno de los aspectos más crueles del conflicto, ya que afecta a personas no militarizadas, en clara contravención de todos los convenios internacionales para tiempos de guerra.
Casi siempre las escenas se repiten: se oye una explosión sorda e intensa, y durante breves instantes se tiene la sensación de que se está produciendo un temblor de tierra; luego, desde la ventana se ven, a lo lejos, las llamas producidas por el misil y, efecto psicológico o percepción real, se siente el calor de aquel infierno.
Así describen testigos presenciales la impresión que les produjo la caída de un misil. Más cerca, las consecuencias suelen ser fatales. Los cristales de las ventanas salen disparados hasta incrustarse en las paredes de enfrente, y más de uno asegura haber salvado la vida por estar en la cama en el momento de la explosión.
Porque estos ataques suelen producirse de noche, para causar un mayor temor y minar la moral de la población civil.
Los agregados militares de las embajadas occidentales saltan a medio vestir a sus coches para llegar al lugar del impacto antes de que la policía corte los accesos, identificar el tipo de proyectil y valorar los daños. Si logran su objetivo, apenas encuentran un gran boquete y un amasijo de hierros retorcidos, maderas humeantes y olor a carne chamuscada.
De no ser así, al día siguiente, cuando pasen por allí, verán que las palas excavadoras han removido la tierra como para iniciar la construcción de un nuevo edificio. En los comunicados oficiales se hablará de un misil que produjo "cierto número de muertos y heridos", sin precisar.
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