El festival dedica íntegramente una sección a la obra del guionista Rafael Azcona

ENVIADO ESPECIAL Una película escrita por Rafael Azcona, Moros y cristianos, inauguró esta 32ª edición de la Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid. De esta manera, desde el primero hasta el último día de proyecciones, el nombre de Azcona va a estar presente en la programación cotidiana del festival, ya que una sección se dedica íntegramente a la obra de este incomparable guionista. Fiel a su fobia contra la notoriedad y contra las apariciones en público, este escritor logroñés, de 61 años, sin cuyo nombre no se entendería el cine español en las tres últimas décadas, no ha anunciado que tenga intención de venir a recoger la abundante cosecha de elogios y de aplausos que está provocando. Mientras tanto, las películas a concurso siguen siendo buenas.

Alrededor de 20, de las 66 escritas por Rafael Azcona, componen la retrospectiva que la Seminci dedica al autor de Plácido, El cochecito y El verdugo. Entre ellas, y además de estos tres títulos citados, que son casi unánimemente considerados como los más perfectos y originales de toda su obra, están, entre otros, El pisito, Mi prima Angélica y El año de Ias luces, que son parte de la decisiva contribución de Azcona al cine español, y los de Mafioso, La gran comilona y La abeja reina, como representantes de sus muchos trabajos en el cine italiano y francés.

'Atrapados por la vida'

La organización de la Seimici ha editado, para así cerrar el círculo alrededor de la figura de Azcona, un libro titulado Rafael Azcona: atrapado por la vida, en el que se reseña y analiza la totalidad de su obra cinematográfica y literaria.Su autor es el argentino, desde hace muchos años afincado en España y miembro del equipo directivo de este festival, Juan Carlos Frugone. Es éste el primer intento de estudiar de forma completa la obra de Azcona, un intento abierto por un lado a su obra futura y por otro a la gran variedad que ofrecen sus trabajos, y que está originada en las grandes diferencias de gustos y de estilos existentes entre los directores con quienes Azcona colabora: Luis García Berlanga, Marco Ferreri, Alberto Lattuada, Carlos Saura, Fernando Trueba y José Luis García Sánchez, por citar unos cuantos, son cineastas que muy poco tienen que ver entre sí y que, no obstante, tienen como único denominador común haber realizado uno o varios guiones escritos por Azcona. De ahí la sorprendente riqueza que la aportación de éste al cine adquiere, vista a través de la disparidad de su conjunto.

Mientras tanto, la sección oficial a concurso ofreció ayer dos películas también caracterizadas por su enorme disparidad. Por un lado, la bonita y amable comedia británica Si estuvieras aquí, escrita y dirigida por David Leland, aportó una gota de buen color rosa sobre el negrísimo filme sueco de Bo Widerberg Como una serpiente, que es una de las películas más austeras, secas, duras y desoladoras que se han visto últimamente en los festivales internacionales.

Recíprocamente, en las antípodas de la gama de modelos contenida por la oferta cinematográfica europea actual, ambas películas merecen la pena, y sobre todo la sueca trae a las pantallas festivaleras la peculiar resonancia, cada día más escasa en la producción del cine, de la dificultad, pues sin lugar a dudas es una película casi insostenible, pero que Widerberg sostiene con notable firmeza.

El lujo de la grandeza

La selección oficial, a tenor de estas primeras jornadas y de alguno de los títulos que se anuncian para las próximas, tiene una considerable altura. Esto es posible, dada la sequía de buen cine que asola a todo el mundo, porque este festival, al no ser de categoría A, puede traer a su selección oficial películas que, como las citadas y otras que se ofrecerán próximamente, ya han concursado en otros festivales mayores. Su pequeñez permite a esta admirable Semana de Valladolid el lujo de la grandeza.