El desfile
Toni Miró explicaba recientemente que el desfile es el momento culminante de la moda, además del lugar en el que ésta se interrelaciona con otras formas de expresión y se acerca más a la categoría de arte. En la exposición, este aspecto dinámico y necesario se recreará a base de vídeos con las colecciones más actuales.Según Egidio Ghezzi, profesional de la preparación de desfiles, "para el diseñador de moda, el desfile es como la exposición para el pintor". "Es la única plataforma internacional reconocida; es donde se comercia, publicita, analiza, critica y difunde (si se lo merece) el trabajo de un creador".
La idea de lo que tiene que quiere una muy buena iluminación -hemos pasado de a 35.000 a 180.000 watios de mínimo en la pasarela y otros a tantos en el escenario-, un sonido perfecto y un óptimo casting. La modelo es la protagonista; no debe ser únicamente guapa, sino saber interpretar un traje". Y "hay mucha gente detrás: coreógrafos, maquilladores, peluqueros...".
"Es necesario crear un ambiente, realizar una puesta en la escena que refleje la idea del estilista; se precisa un guión", prosigue Ghezzi, que señala una evolución del desfile hacia la performance. El aspecto desquiciado que para el profano e presentan algunas propuestas de indumentaria es resultado de una estrategia precisa. "Se exagera para dar una imagen impactante, revolucionaria; para enviar un mensaje fuerte y claro. Después se retoca, se crea una versión más comercial". Actualmente, "se cargan las tintas sobre todo en los accesorios", añade.
El desfile tiene detrás de las bambalinas todo un mundo. Allí, el ambiente cambia radicalmente según el creador al que le toca desfilar: sobriedad y concentración cuando se trata de Toni Miró, locura y media movida madrileña cuando pasa Alvarado... "Siempre hay quien se toma sus vitaminas. Y, por supuesto, hay nerviosismo; es como el estreno de un montaje de teatro".
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