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Julian Semionov: "Con Gorbachov no tenemos problemas de censura"

El escritor soviético intervino en un festival de novela negra en Grenoble

La literatura policiaca goza actualmente en la Unión Soviética de una renovada libertad y experimenta una mayor apertura hacia la literatura extranjera, según aseguró a este diario el escritor soviético Julian Semionov. "Con Gorbachov no tenemos apenas problemas de censura; sobre este aspecto, la Prensa occidental sigue ofreciendo una imagen exagerada". "Y si todavía existen problemas, proceden de los intermediarios, gente que aún tiene miedo", añadió. Semionov y el también escritor soviético Georgi Vainer participaron ayer en un debate sobre la literatura policiaca soviética, en el marco del IX Festival Internacional del Cine y la Novela Negra, que se celebra en Grenoble.

Semionov, historiador y autor de gran éxito, ha vendido hasta el momento en su país 35 millones de ejemplares de sus obras. En España han sido publicadas dos de ellas: 17 instantáneas de una primavera y Murieron en Luang Probank, y próximamente la colección Etiqueta Negra de Júcar publicará Variante española y su última novela, en tres volúmenes, Expansión.

Julian Semionov despreció y calificó de poco inteligentes a aquellos que consideran el género policiaco como de segunda clase. "Tolstoi y Dostoievski fueron los primeros escritores policiacos", afirmó. Y añadió que la novela policiaca "trata siempre sobre la oposición entre el individuo y el poder".

El escritor soviético aseguró también que no existe diferencia entre la literatura policiaca soviética y la extranjera. "Consideramos a John le Carré, Sebastien Japrisot o Graham Greene como escritores soviéticos, porque en mi país son muy populares".

Georgi Vainer dijo, por su parte: "Nuestra literatura, desde que ha pasado del hielo a la transparencia de Gorbachov, plantea problemas interesantes y reales: la lucha contra la burocracia, contra la corrupción y contra el crimen organizado, que también existe en nuestro país".

La presencia, por otra parte, del escritor ultraderechista francés que firma con las iniciales A. D. G. ha provocado un pequeño escándalo en Grenoble. La Asociación 813, que integra a escritores, editores, críticos y aficionados al género y que ha coorganizado el festival, decidió invitar a A. D. G. al Europolar.

A. D. G., calificado de racista por muchos de sus colegas y gran amigo del diputado ultraderechista Jean-Marie Le Pen, no rechazó la invitación y ha aprovechado el festival para promocionar su último libro. La presencia de este escritor en Grenoble ha provocado la dimisión del presidente de la mencionada asociación, el también escritor Jean-François Vilar, considerado próximo a los planteamientos trotskistas.

La Asociación 813 abordó el problema A. D. G.-Vilar en una asamblea celebrada en el marco del festival. La asamblea decidió por mayoría que no se admitirán fronteras ideológicas en la asociación ni consideraciones políticas en materia de literatura".

No tan conformes estuvieron algunos otros escritores: durante la cena de gala ofrecida por los organizadores a escritores, editores y críticos asistentes al festival, A. D. G. se acercó a una mesa ocupada por Michel Lebrun, escritor y crítico francés más conocido como el papa del Polar, que departía con 10 o 12 escritores. Éstos, ante la presencia de A. D. G., abandonaron la mesa y le dejaron solo con Michel Lebrun.

A. D. G. no se cansa de firmar ejemplares de su última novela Joujoux sur le caillou, dedicada a un tal Jean-Marie ("a mon p'tit mec Jean-Marie").

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