_
_
_
_
_
Tribuna:CONTENIDOS PARA UNA CONCERTACIÓN SOCIAL
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Flexibilidad laboral

La flexibilidad laboral se configura como uno de los temas estrellas a tratar en la próxima concertación social. Su inclusión en la agenda de negociaciones a instancias del presidente del Gobierno está generando muchas esperanzas y algunos recelos; hablar de flexibilidad laboral significa establecer un nuevo marco de relación entre empleados y empleadores. Flexibilidad es la antítesis de rigidez, y una empresa que quiera sobrevivir y progresar no puede permitirse el inmovilismo.Las empresas se desenvuelven en un entorno cambiante, caracterizado por el incremento de las exigencias de los consumidores, la intensificación de la competencia en progresiva internacionalización y la mayor complejidad del proceso productivo. Ante estos retos, el empresario debe mantener una estructura ágil que le permita incrementar o reducir su producción de forma equilibrada, aumentar la productividad de su empresa, lanzar un nuevo producto o servirse de las tecnologías de vanguardia.

Semejantes acciones requieren previamente decidir sobre la duración del trabajo, la movilidad profesional, la formación de los trabajadores, los niveles de remuneración y la variación en el número de empleados. Es decir, debe poder decidir en todo momento una serie de medidas que, garantizando la competitividad de su empresa, generen el mayor beneficio social.

La flexibilidad es un componente básico de la política de crecimiento orientada al pleno empleo. La tendencia general es la de crear un nuevo modelo de relaciones de trabajo sobre las bases de considerar los intereses individuales de los empleados, abandonando el concepto de la lucha de clases. Así pues, no es de extrañar que la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) propugne en un reciente estudio el consenso de los interlocutores sociales en materia de flexibilidad laboral como único camino para revitalizar la economía.

Dicha recomendación ya ha sido recogida por los países más industrializados de Occidente. Es todo un síntoma que los dos países más desarrollados del mundo, Estados Unidos y Japón, sean precisamente los que más avanzados están en materia de flexibilidad laboral. En la actualidad, el proceso de flexibilización contempla las siguientes áreas:

1. Negociación salarial, moderándose su evolución y con tendencia a su individualización.

2. Administración del tiempo de trabajo, comportando a menudo su reducción en tiempo real.

3. Desarrollo de las modalidades de contratación a tiempo parcial, de duración determinada o en interinidad.4. Incremento de las actividades en materia de formación, con especial énfasis en la adecuación a las nuevas tecnologías.

La puesta en práctica de semejantes iniciativas ha de comportar el progresivo enriquecimiento del país en base al fortalecimiento de su estructura productiva. Ello repercute en sus empresas, que acceden en mejores condiciones a los mercados internacionales, dándose un fenómeno conocido como dumping social.

Situación grave

En España, la situación es especialmente grave. Las políticas macroeconómicas no son capaces por sí mismas de resolver el problema del paro junto a una reactivación económica, quebrando el principio estadístico de la curva de Philips.

A partir de la crisis de 1973 hemos estado incrementando paralelamente el PIB y la tasa de paro. A pesar de la creación de riqueza no hemos sido capaces de absorber el aumento de la población activa, mientras que en otros países, como EE UU, esto sí ha sucedido. En esta nación el desempleo ha pasado del 4,8% en 1970 al 7,1 % en 1985, y se sitúa por debajo del 6,5% en la actualidad. En España era del 2,4% en 1975 y ahora supera el 20%. En un trabajo de José Luis Feito titulado Flexibilidades y rigideces del mercado de trabajo este economista considera que ello se debe a la diferente utilización de la tecnología, Regando a decir textualmente: "Esta utilización no es independiente del precio relativo del factor trabajo ni de las facilidades de reasignar dicho factor, y mientras que en Europa la tecnología se ha orientado a la reducción de las necesidades de trabajo por unidad de producto, en Estados Unidos la incorporación de la tecnología a la producción ha sido más o menos neutral en este sentido".

Lo que Feito nos indica es que la introducción de las nuevas tecnologías permite el desarrollo empresarial junto a una política de empleo estable. Semejante milagro requiere el previo consenso por la vía de la flexibilidad laboral. Mientras no se reforme el actual régimen laboral, nuestros empresarios tenderán a utilizar la tecnología como factor sustitutivo de la fuerza de trabajo. Esta realidad ha quedado patente en una reciente encuesta del Ministerio de Trabajo sobre las modalidades de contratación. De sus resultados cabe destacar el hecho patético de que tan sólo el 39% de las empresas españolas se plantea incrementar su plantilla bajo el actual régimen laboral. Nuestra economía crece en base al aumento de productividad per cápita debido al factor tecnológico, y no permite nuevas incorporaciones, que son condenadas al paro.

El Ejecutivo ha procurado invertir esta tendencia abaratando la mano de obra asalariada mediante políticas de promoción a la ocupación. Por nuestra parte, creemos que el camino apropiado pasa por la flexibilidad laboral . Ésta puede actuar como garante del empleo, y no debe ser considerada como la arbitrariedad en el despido. Los empresarios conocen bien las ventajas de contar con un personal estable, y la estabilidad de los trabajadores no ha de limitarse a una relativa seguridad en el empleo, sino que debe incluir su capacitación plena al puesto de trabajo que ocupa en base a su adaptación a las nuevas tecnologías.

Para que ello sea posible es necesario, pues, que empresarios y trabajadores se coordinen. Con el inicio de negociaciones entre los interlocutores sociales y el Gobierno para concertar un nuevo acuerdo social se abre un momento de esperanza.

es presidente de la Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña (PIMEC).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_