"Estoy orgulloso del triunfo y de las heridas"
El Niño de la Taurina se mostraba ayer enormemente satisfecho de su éxito al finalizan la novillada: "Me encuentro tan orgulloso del triunfo como de estas heridas que me han dejado como un trapo". Si cuerpo presentaba gran cantidad de hematomas, además del puntazo en el escroto de que le curaron en la enfermería de la plaza, herida que e parte médico definió "evisceración de testículo, de pronóstico leve".En la habitación del hotedijo: "Estoy hecho polvo, eso me impide expresar con mayor fuerza la alegría que siento al ver cumplido mi sueño de niño de salir por la puerta grande de Las Ventas".
Mientras su mozo de espadas le colocaba vendas, e diestro recibía la visita de si apoderado, Manolo Cano, si mentor y amigo el torero Gregorio Sánchez y un grupo de paisanos. El diestro repartí, el triunfo entre la gente que Ia ha ayudado: "En primer lugar mi madre, que no ha venido a Madrid, y mi padre, que sí lo hizo. Después, Cano, Sánchez y la escuela de tauromaquia". Consideró al cuarto novillo, al que cortó las dos orejas, el más fácil, y al sexto, el más difícil. "También influyó que al salir de la enfermería ya no podía ni con el estoque".
En la enfermería ya había dado una lección de entereza cuando tras entrar por su propio pie, señaló que sólo tenía un testículo fuera: "Poca cosa", dijo. Su entereza continuó al no efectuar ni un gesto de dolor mientras le cosían sin anestesia. La redondeó cuando, tras finalizar la cura, se tiró de un brinco de la camilla gritando: "Vamos p'allá, que aún me quedan dos novillos".
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