La batalla lingüística en Bélgica causa la segunda dimisión de Martens en un año
El conflicto lingüístico que enfrenta a valones y flamencos en la localidad belga de Fourons provocó ayer la segunda dimisión en un año del primer ministro, Wilfried Martens. Pero, como sucedió en octubre de 1986, el rey Balduino no parece decidido a aceptarla.
Martens, flamenco, democristiano, de 51 años de edad y ocho al frente del Ejecutivo, acudió a mediodía al palacio real para anunciar la renuncia de su Gobierno. Al término de su visita, un comunicado oficial señalaba que "el Rey mantiene su decisión en suspenso", y, en el mejor de los casos, sólo la tomará a principios de la semana próxima.El que fue en 1979 el más joven primer ministro de Bélgica dispone, por tanto, de todo un fin de semana para intentar poner de acuerdo a los cuatro partidos -democristianos flamencos y valones y los también dos partidos liberales- que integran la coalición en el poder sobre la suerte de José Happart, alcalde en funciones de la localidad de Fourons y detonante de la actual crisis.
"Con buena voluntad siempre puede encontrarse una solución, y a mí me parece que ésta existe", declaró Martens al término de la audiencia con el rey que, según el titular de Economía, Philippe Maystadt, le hizo comprender que el Gobierno no tenía más opción que resolver la crisis.
Balduino rehusó también hace un año aceptar la dimisión, y Martens logró seguir al frente de su sexto Gabinete.
Los seis principales miembros del Gabinete y el propio Martens habían intentado a lo largo de la noche del miércoles al jueves alcanzar un compromiso, y se separaron a las seis de la madrugada antes de volver a reunirse en el marco de un Consejo de Ministros que sólo sirvió para constatar la persistencia de sus desacuerdos.
Última advertencia
El partido de Martens, el democristiano flamenco, pide la destitución del alcalde rebelde, mientras que sus homólogos valones consideran que la suerte de Happart sólo puede quedar resuelta en el marco de una ley que regule el uso del holandés y del francés en los municipios bilingües, y ni siquiera parecen dispuestos a aceptar que se le formule una última advertencia.Destituido como alcalde por las autoridades de la región flamenca a la que pertenece Fourons, mayoritariamente francófano, Happart es sistemáticamente reelegido primer edil con poderes de alcalde por los concejales francófonos, que preconizan la reintegración de la localidad de 4.000 habitantes en la provincia de Lieja, de habla francesa.
Los ministros francófonos del equipo Martens no tienen excesivas simpatías por un alcalde en funciones que se niega a demostrar su conocimiento del holandés, requerido por la ley para ejercer el cargo en cualquier provincia flamenca, pero temen que si ceden perderán terreno en las próximas elecciones ante la oposición socialista valona que le respalda plenamente.
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