Alfonsín atribuye a una campaña de desprestigio el rumor de su dimisión
El presidente argentino, Raúl Alfonsín, atribuyó ayer las versiones sobre su supuesta dimisión, difundidas por los periódicos de Buenos Aires portavoces de la derecha económica, a una campaña de desprestigio del Gobierno iniciada tras la derrota electoral que sufrió el radicalismo en las elecciones del pasado 6 de septiembre.En una reunión que mantuvo el martes con el diputado Óscar Alende, líder del Partido Intransigente (PI), Alfonsín reconoció que los servicios de información del Estado habían descubierto la actividad de grupos de la ultraderecha civil y militar encargados de filtrar información falsa a los medios de comunicación. Alende admitió luego que había estado hablando del tema con Alfonsín y aseguró que "hay quienes continúan trabajando para el golpe de Estado".
La demora del Gobierno en reaccionar, una vez conocidos los resultados de las elecciones que renovaron parte del Parlamento y las gobernaciones de provincia, y el caos económico que siguió a esa crisis del radicalismo, alentaron los rumores sobre la posible renuncia de Alfonsín a su cargo.
En un mensaje al país transmitido en la noche del miércoles por la cadena nacional de radio y televisión, Alfonsín hizó hincapie en que "seguirá asumiendo sus responsabilidades". Y agregó: "Al pueblo le corresponde reclamar el cumplimiento de su mandato al presidente de la nación".
Acuerdo político-social
Alfonsín dedicó el martes y el miércoles a tomar contacto con los líderes de la oposición política y los dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT). Al mismo tiempo, el ministro de Economía, Juan Sourrouille, adelantaba a los representantes de las organizaciones empresariales las medidas de emergencia adoptadas.El Gobierno se propone alcanzar un acuerdo similar a los Pactos de la Moncloa lograron en España al comienzo de la transición. Alfonsín destacó en su improvisado discurso el hecho "sin precedentes en la historia del país" de la nueva distribución del poder político.
El radicalismo controla el Ejecutivo pero no tiene mayoría en las Cámaras del Congreso. Situación que se repite -pero a la inversa- en varias provincias donde el peronismo ganó la gobernación pero la oposición radical domina los parlamentos regionales.
"La nueva realidad hace absolutamente imprescindible el acuerdo político-social", dijo Alfonsín. Será, según aclaró, un contrato que va a regular los comportamientos sectoriales durante un período determinado de tiempo.
El presidente afirmó que está dispuesto a "pagar todos los costes políticos" del nuevo ajuste económico que se aplica desde el pasado miércoles. Las medidas son similares a las adoptadas en junio de 1985, cuando se lanzó el llamado Plan Austral, y se basan en el congelamiento de precios y salarios.
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