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Tiempo al tiempo

El pasado domingo, en la sección de El Tiempo, EL PAÍS titulaba Lluvias débiles en todas las regiones, y al anticipar el pronóstico de Cataluña para el día 4 se decía: "Cielo cubierto, con lluvias y chubascos moderados, siendo ocasionalmente fuertes en la vertiente sur del Pirineo, con tormentas ocasionales por toda la comunidad"; el comentario, que no iba firmado, correspondía al colaborador habitual meteorológico del diario J. L. Ron. El lunes, este periódico, en primera página, daba noticia del fuerte temporal que durante el día festivo había dejado incomunicada a Barcelona y causado dos muertos. Las protestas al defensor de los lectores no se hicieron esperar y nuestros comunicantes mostraron su extrañeza por el anuncio de "Lluvias débiles en todas las regiones".El martes día 6, un editorial titulado Chubascos moderados, en el que se subrayaban los problemas que sufre Cataluña anualmente por causa de la climatología y las imprevisiones de los gobernantes ante estos sucesos, mezclaba en la tesis a los hombres del tiempo: "...la ineficacia e ignorancia de los meteorólogos de este país, cuya credibilidad científica se encuentra desde hace tiempo bajo mínimos. A la vista de la enorme cantidad de agua caída el pasado fin de semana, cabe preguntarse qué entienden los hombres -y las mujeres- del tiempo por chubascos moderados o chaparrones ocasionales, que es lo que anunciaban".

Ricardo Riosalido, meteorólogo profesional y funcionario del Instituto Nacional de Meteorología (INM), protesta, desde Madrid, por el tratamiento maniqueo, que califica de "ataque virulento", del editorialista: "Las descalificaciones globales a todo un conjunto de profesionales, de cualquier tipo, siempre me han resultado sospechosas además de poco objetivas, resultando aún más graves cuando son fruto de la falta de información de quien, se supone, debe ser un profesional precisamente y valga la paradoja, de tal información. ( ... ) He sido testigo durante la pasada semana de la labor desarrollada por mis compañeros del Servicio de Análisis y Predicción (y de otras dependencias) y, sinceramente, no merecen los calificativos que se vierten en el editorial que nos ocupa. Esta afirmación podría entenderse como una mera defensa corporativa si no fuera porque el fruto de su trabajo es algo comprobable. Para ello le adjunto ejemplares de los boletines de predicción por ellos elaborados y difundidos los días 1, 2 y 3 de octubre, y que no creo necesario comentar por ser suficientemente explícitos".

Por otra parte, Riosalido explica cuál es el proceso de difusión de los datos obtenidos por el INM: "Los boletines son de difusión pública y gratuita, existiendo una edición especial para medios de información que es usada o no lógicamente según el criterio de cada medio. Además, el INM emitió el sábado día 3 un télex conteniendo una nota especial de Prensa dando cuenta de la situación y de su posible evolución que se difundió a través de la agencia Efe y del cual se hicieron eco muchos medios de comunicación, y entre los cuales no se encontró EL PAÍS". Pese a esta afirmación, el ombudsman ha comprobado que este periódico anunció el domingo el temporal, si bien lo hizo solamente en la edición de Cataluña, página 25, con el siguiente titular: Cortes en varias carreteras de Gerona y estado de máxima alerta [estado de alerta 3] en toda Cataluña, y estos datos se repetían en el texto. Sólo a un defecto en la edición del día 4 cabe culpar de que en el mismo periódico se hiciera la previsión de una fuerte tormenta, y unas páginas más adelante un titular recogía la predicción contraria. Menos disculpable resulta que el editorialista no se enterase de que el periódico había publicado los datos, que resultaron acertados, del INM.

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Injusto tratamiento

El director general del INM, Manuel Bautista Pérez, también se ha quejado sobre lo que considera "tratamiento injusto en el editorial". Aprovecha esta columna para informar a los lectores del esfuerzo que se realiza, en el Instituto Nacional de Meteorología desde hace cinco años para equipararse a los servicios meteorológicos más avanzados del mundo: "Para ello, no sólo se están incorporando los medios técnicos más modernos (radar, satélites, etcétera), sino que, además, y desde hace varios años, se viene desarrollando un intenso programa de colaboración con dichos servicios meteorológicos. Obviamente, para llevar a cabo todo ello, el INM dispone de personal científica y técnicamente preparado. ( ... ) A modo de ejemplo, baste citar algunas de las muchas situaciones mediterráneas que, con antelación suficiente, se avisaron y que muchos lectores recordarán por sus dramáticas consecuencias: la del 9 al 11 de noviembre de 1984, que produjo inundaciones en Cataluña, Levante y Pirineo oriental; la del 13 al 16 de noviembre de 1985, con graves inundaciones en Alicante; la anómala, por su duración, de la primera quincena de octubre del pasado año, con desbordamiento del Segura y que afectó a numerosas localidades mediterráneas. Fuera de las actuaciones mediterráneas cabe destacar la predicción del paso del Hortensia durante los primeros días de octubre de 1984, que provocó desgraciados sucesos en el norte de la Península".

En relación con los últimos acontecimientos meteorológicos que dieron ocasión al citado editorial, Bautista Pérez señala: "El INM había preparado con la suficiente antelación un plan de actuaciones denominado Previmet Mediterráneo 87, cuyo objetivo era precisamente la predicción, vigilancia y seguimiento de situaciones meteorológicas mediterráneas como la recientemente pasada. (...). Existen multitud de testimonios que demuestran que el INM alertó adecuadamente a los organismos públicos competentes de lo que sucedió en los días 4 y 5 de octubre, desde por lo menos el martes 29 de septiembre".

El ombudsman ha revisado los télex del Centro Meteorológico Zonal de Barcelona a Protección Civil, los boletines meteorológicos diarios y la predicción para los medios de comunicación y ha comprobado que en esta ocasión los meteorólogos predijeron las fuertes tormentas con una semana de antelación.

En relación con estas discrepancias, el jefe de la sección de Opinión de EL PAÍS, Juan Cruz, comenta: "Los meteorólogos tienen, por supuesto, todo el derecho a discrepar de la opinión expresada en el editorial con respecto a las recientes inundaciones en Cataluña. De todas maneras, les va a costar mucho convencer a los españoles de lo acertado de sus previsiones. Quizá no cuentan con la tecnología adecuada, pero el caso es que lo frecuente de sus errores es del dominio público. Eso se quería decir en el editorial, y nada más".

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